¿Cómo educó a mis hijos?

Educacion-hijosPor Silvia del Valle
@SilviaMdelValle
@TipsMama5Hijos

El fin de semana del 6, 7 y 8 de octubre asistimos como familia al II Encuentro de juntos por México pero lo hicimos de una forma muy especial porque tuvimos la oportunidad de participar sirviendo en la Ludoteca.

Pero ¿Cómo llegamos ahí? Pues fue porque el padre encargado de la Ludoteca llegó a buscarme para pedirme 5Tips de cómo educaba a mis hijos en familia y que si podíamos apoyar a cuidar a otros niños en este evento por lo que creímos mi esposo y yo que sería una excelente oportunidad de dar testimonio del resultado de la estrategia familiar de educación.

Para gloria de Dios el evento fue un éxito y los niños quedaron muy contentos y mis hijos se comprometieron y sirvieron con Alegría.

Esto me hizo ver la necesidad de compartir nuestra estrategia, por eso aquí te dejo mis 5Tips para educar a los hijos en familia.

PRIMERO. Haz un plan familiar de educación.
Es muy importante tenerlo porque así sabremos a donde queremos dirigir nuestros pasos familiares.

Esto ayuda mucho porque así será más fácil decidir sobre las oportunidades que se presenten a lo largo de la vida familiar ya que podremos discernir si cada situación nos acerca o nos aleja de nuestro objetivo.

Nosotros como familia lo hicimos desde que supimos que estábamos esperando a nuestra primera hija y lo hemos adaptado conforme fue cambiando nuestra realidad familiar.

SEGUNDO. Busca en qué valores quieres educar a tus hijos.
Un punto básico para lograr una identidad familiar es establecer los valores que regirán la vida familiar.

Nosotros lo hacemos cada año y revisamos si logramos nuestro objetivo.

Dependiendo de esto, adaptamos la estrategia que seguiremos para la vivencia de estos valores y por supuesto que esto modifica un poco la dinámica familiar.

TERCERO. Educa desde la caridad.
La caridad es Amor y el Amor es la base de todo.

Es importante que enseñemos a nuestros pequeños a moverse desde el Amor para que todas sus acciones estén enfocadas en transmitir y recibir Amor, de esta forma lograremos que hagan las cosas por gusto y no por obligación.

Cuando alguien es feliz, transmite felicidad por esto es muy importante que nuestros hijos sientan ese amor también de parte de nosotros.

Si nuestros hijos viven cotidianamente en el Amor, lo único que podrán compartir es Amor y por lo mismo será lo que les mueva en la vida.

Esto puede marcar el rumbo de la vida familiar.

CUARTO. Enséñalos a servir y no a ser servidos.
Para lograrlo es necesario enseñarles que las cosas no son gratis, qué hay que esforzarse para obtenerlas; también hay que enseñarles buenos modales ya que les harán la vida más fácil.

Salir del yo para buscar el bien del otro no es cosa fácil si no se tiene claro que lo más importante es darse y no recibir.

Esto lo podemos lograr educando a nuestros hijos para que colaboren con una misión específica en cada que contribuya al bienestar familiar y que ellos lo comprendan bien.

Al principio costará trabajo y si están muy pequeños debe ser algo muy sencillo pero que irá cambiando poco a poco conforme a la edad de nuestros pequeños.

Este punto se logra mejor si educamos con nuestro ejemplo. Si nuestros pequeños ven que a nosotros no nos cuesta trabajo dar es más sencillo que ellos lo hagan porque es cotidiano para ellos.

Y esto debe empezar dentro de la misma familia porque a v ces es donde menos se da y donde cada quien ve por sus propios intereses.

El que es fiel en lo poco lo será en lo mucho.

Y QUINTO. Qué Cristo esté en el centro de la vida familiar.
Si no ponemos en el centro de nuestra vida personal y familiar a Cristo todo se vuelve una locura porque el mundo lleva un ritmo y un rumbo que muchas veces no son compatibles con nuestro plan familiar de educación.

Es importante que nuestros hijos sepan que lo que está de moda no siempre es lo correcto y que muchas veces debemos basar contracorriente para hacer lo correcto, aunque nos critiquen por ello.

Si Cristo tiene el control de la vida familiar será el faro que guíe el rumbo y tendremos claro cuál es el destino final, el puerto a donde queremos llegar.

Nosotros queremos formar hombres y mujeres de bien, dispuestos a dejar el yo para ir al tu, que no tengan temor a decir que son católicos y que no duden en defender su fe y que tengan claro que los pues deben estar siempre bien puestos en el suelo pero su corazón de estar muy alto en el cielo, así lograremos que sean peregrinos de este mundo y Dios quiera, que lleguen a ser ciudadanos del cielo.