Obrador sigue recogiendo políticos quemados. El caso de Ruth Olvera en Atizapán

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Columna geopolítica del 5 de abril del 2018

Jorge Miguel Ramírez Pérez

Hay una diferencia entre las decisiones políticas estructurales y las coyunturales, éstas últimas hablan de un pragmatismo, es decir de una inclinación a tomar decisiones mas que prácticas, incluso las que desoyen los valores propios, en aras de aprovechar una oportunidad única o excepcional; y las estructurales que son aquéllas decisiones inherentes a la persona, partido o sistema, sin las cuales perderían identidad, forman parte de su lógica y son la entraña misma de la naturaleza de su existencia.

En pocas palabras las estructurales son las propias y las otras son las que se aprovechan aunque contradigan principios, porque deben ser estratégicamente aprovechadas.

Para Obrador lo que era coyuntural: incorporar a Manuel Bartlet ex secretario de Educación de Salinas, a Gómez Urrutia el fugitivo líder minero que nunca ha sido minero, a Nestora Salgado, con acusaciones de secuestro; a zedillistas y calderonistas; así como a futbolistas y actores con mala fama, poco a poco dejaron de ser soluciones coyunturales para afianzarse como decisiones de fondo, estructurales, que con la candidatura de Ruth Olvera en Atizapán se confirman.

Porque a esta líder política, que fue alcaldesa de Tlalnepantla por el entonces de moda PAN; le faltaba querer sorprender a los electores cambiando de piel; inscrita en un municipio de donde no es: Atizapán por el Morena, hoy de moda; Ruth se mete por una rendija para borrar su larga cola de conflictos y berrinches en la política.

La señora Olvera en otros comicios había probado suerte con la chaqueta del PRD, pero su mediocre administración a fines de los noventas de Tlalnepantla, la dejo fuera e imposibilitada a rehacer en ese importante municipio su carrera. Los recuerdos negativos pesaron.

En esta ocasión Ruth Olvera se quiere mimetizar en otro ambiente y sin importarle que su designación -llamase "dedazo"- estuvo en contra de la voluntad de los morenistas que llevan tiempo en esa localidad; se les metió, y nadie pudo con la sentencia central de Obrador y de la señora Yeidkcol Polevnsky líder del Morena y principal integradora de la política estructural de adquirir cartuchos quemados.

¿Pues que se comió Ruth Olvera para que Obrador la saque contra viento y marea? ¿qué le debe para hacerle un hueco en otro municipio?

Con esta muestra, Obrador define que va sacar zombies políticos para integrar sus cuadros en todos los niveles como una constante y no como una decisión aislada, porque si busca que la señora Olvera le aporte a sus aspiraciones electorales votos al viejo estilo priísta de donde es originalmente oriunda en lo político, se va a llevar un chasco porque su socio y expareja Rubén Mendoza su principal impulsor ya no está presente en esta arena terrenal.

Su actual manejador un colaborador de Manlio Beltrones, Carlos Román Marín que estuvo en el Partido del Centro Democrático de Manuel Camacho, no tiene la audacia y las tablas de Mendoza.

Y con esta maniobra se define lo que es el verdadero lopezobradorismo: un basurón donde el jefe se siente a sus anchas entre los recuerdos fétidos de malas administraciones y de los daños hechos a los ciudadanos, de parte de la banda que lo sigue, al estilo bucanero ufanándose de sus picardías.