Las Agendas Abiertas de Peña. Ensayos Fatales

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Columna Geopolítica del 25 de abril del 2018

Jorge Miguel Ramírez Pérez

Ya se le hizo bolas el engrudo a Peña. No sabe que hacer con un partido que impulsó e incluso inventó: el Morena, con una connotación clara hacía el ícono de la virgen de Guadalupe. ¿Era un ensayo o es su proyecto?

Porque después de que Slim fue traicionado por su patrocinado López Obrador la semana pasada, las cosas cambiaron. Quedaron evidenciados los contratos abultados del nuevo aeropuerto; y Peña ya no sabe a que atenerse en términos de la verdad política, no de la verdad populachera.

No basta ya con desdecir la versión de Noroña, con un "no haga caso ingeniero". En directo Obrador, se le fue a la yugular a Carlos Slim, afectando sus contratos. Que se pueden esperar los demás, si al que lo había reiteradamente declarado desde el New York Times como el próximo presidente de México, así lo trata.

Hoy con miedo, los empresarios hablan de un pacto a estas alturas imposible entre Anaya y Meade. ¡Vaya que son mareados!

Pero también se le complica la vida a Peña con los ocultamientos de Odebrecht y el conocimiento preciso de las desviaciones vía los estados y otros ramos que todavía no se destapan; y que, aunque le digan sus cercanos que están blindados, no lo están. No solo por el tamaño del saqueo de los recursos de los contribuyentes; sino porque todos sus improvisados colaboradores, en realidad son turbios y mal hechos, dejan huellas de sus porquerías por todos lados. Y Peña no se anima a aventarlos antes de que lo avienten.

Pero otra apuesta, la del TLCAN, también está en el aire y revela que es objeto de un juego ya decidido en contra de su firma, a menos que sobresalientes y leoninas concesiones se hagan.

El conocimiento de la política internacional, en particular la que explica el estilo personal de Trump, como un empresario aprovechado, -identidad que no ha perdido- y como lord protector de las masas de la white trash, votantes recuperados en los que cifra su reelección; indican que el presidente de Estados Unidos puede llegar a hacer equipo estos meses con Videgaray, mediante su yerno, pero eso no significaría, que va a aflojar en los temas de migración e intervención abierta en la política de estupefacientes, que son los pretextos que esgrime para continuar con su ofrecimiento electoral de no firmarlo.

Porque lo que afirmó Trump desde su campaña, respecto de China de renegociar las condiciones ya lo está haciendo favorablemente. Hoy Corea del Norte busca un tipo de relación con la del Sur desde otra perspectiva. Su patrón China, tuvo que aflojar desde que se salió Estados Unidos del Tratado Transpacífico, allí perdió un mercado de compradores compulsivos. Fue un golpe letal, que antecedió al alza de aranceles de acero.

Así están para Peña, inciertos también los acuerdos operativos y de negocios de la reforma energética que se subscribieron en el escritorio de Hillary Clinton, pactos con perdedores, los que lo regañaron por recibir a Trump en momentos cruciales. Viejos aliados que no pueden hacer nada; están cercados por los lobos que acampan en derredor de sus presas, prontos a llevar a un Trump ávido de sus despojos.

Y sigue escuchando Peña también a los irresponsables que lo presionan en aferrarse a no soltar el poder, "pase lo que pase". Blindan a César Duarte y negocian con indeseables como Aureoles. Como si en la balanza política de la realidad no del sueño, Meade y todos ellos pesaran más que Peña.

Tiene muchos fierros en la lumbre.

Dice Joseph Nye que lo importante en política es fijar la agenda, no las agendas. Eso sería caótico. Es no tener claro un esquema de prioridades. Son muchos temas para el Presidente pero tiene que comenzar con uno. Se le acaba el tiempo.

Al principio Enrique Peña tenía claro que eran las reformas lo primero. Por eso cuando las acordaron en su fase constitucional, escribí que su gobierno había terminado; porque no tenía ya nada adicional que clarificara el rumbo. Ni siquiera tenían como objetivo completar el paquete legislativo que seguía; menos el modo operativo de echar andar las reformas. Eso se quedó inconcluso, en el limbo.

Las decisiones pendientes son las que generan desaliento e incertidumbre.

Por donde mueva las fichas le van a generar costos mayores. Los errores políticos que afectan a su imagen pasan por una comunicación pobre, costoso y arcaica, para lo que hoy es México. Peña tiene que mover su ficha de inicio en una sola agenda y salvarse o hundirse de manera que ni se imagina.