El 2013, una gran oportunidad

El 2013 será una gran oportunidad política para el PRI, que deberá recuperar los tiempos perdidos duran-
te 12 años que estuvieron fuera del poder, como tienen el gran reto de ordenar el país económica, política
y socialmente. La esperanza del voto electoral está puesta en la nueva administración.
El tema número uno que deberá atender el Presidente Enrique Peña Nieto, en Sinaloa y en el País, es la inse-
guridad pública, son los hechos relacionados con el narcotráfico y el crimen organizado, que tienen prácticamente
paralizado al País.
El discurso del PRI a partir de esta administración es de soluciones, de avances económicos, de reordenación, de u-
nidad política en todas las entidades, de una política incluyente, incorporando, incluso, a gobiernos de otros partidos
porque esto le hará hacer avanzar a un priismo que viene en busca de la recuperación y la rehabilitación.
El Rector, doctor Víctor Antonio Corrales, tiene razón cuando considera que la administración de Mario López Valdez de-
berá adecuarse al nuevo gobierno priista de Enrique Peña Nieto,sobre todo en su Plan Estatal de Desarrollo. El Rector tiene
razón porque los grandes proyectos nacionales de Peña deberán coincidir con los que debe echar adelante Malova.
El gran reto de Malova es hacer una relación sólida, productiva y basada en los grandes proyectos que trae en mente Peña
Nieto, y en los que Sinaloa puede participar de alguna manera en impulsar inversiones regionales como mejorar las comunicacio-
nes con el transporte público en sus principales ciudades, Culiacán, Mazatlán y Ahome, los trenes regionales y, obviamente, el a-
sunto del Gas Natural, entre otros.
En realidad, Malova puede tener tres grandes asesores, experimentados y con fortaleza dentro del Gobierno priista, que son los ex go-
bernadores, Jesús Aguilar Padilla, Juan Millán Lizárraga, Francisco Labastida Ochoa y el diputado federal y coordinador de los legislado-
res de Sinaloa, Heriberto Galindo. Estos políticos son una fortaleza para Sinaloa y más ahora que regresó al poder el PRI.
Los dos primeros años de Malova se han hecho obras sociales pero no han pintado, le hace falta hacer amarres políticos y exhibirlos, que las obras se vean con claridad y que haya más transparencia; no es suficiente que la haya, si no la puede ver la sociedad, de lo contrario se vol-
verá una administración frágil al final del sexenio.
La unidad en torno a Sinaloa a que ha llamado Malova, que ha insistido Juan Millán y que seguramente la están empujando Labastida y Jesús Aguilar, pueden hacer una excepción en sus diferencias políticas por el bien de los sinaloenses.