Un debate que se ha llevado a cabo a lo largo de mucho tiempo en el deporte, principalmente en el fútbol, sin duda, ha sido el castigo que debe recibir un equipo por el mal comportamiento de su afición. Y es que el comportamiento de una afición no es algo que sea fácil de regular, y menos en medio del jolgorio de “la batalla” que se da tanto en la cancha, como en las gradas. Así es que a lo largo del tiempo, la aportación de la afición ha sido un factor importantísimo, tanto en el apoyo anímico a su equipo cómo en la carga emocional negativa al contrario, pero ¿Qué pasa cuando esa carga negativa se traduce en faltas disciplinarias que atentan contra la dignidad de la persona?, ¿Qué debe pasar si hay faltas que van en contra de la dignidad de los mismos jugadores o incluso de la afición contraria? Precisamente, en el reciente encuentro entre el AC Milan y la Roma el pasado lunes, la afición del equipo de La Loba ocasionó que el arbitro detuviera el partido debido a los canticos racistas que hacían en contra de los jugadores rossonero. Si bien esta fue una actitud verdaderamente reprobable por parte de la afición de la Roma, algo que aún más hace prender los focos es que la sanción que recibió el equipo agresor fue una simple multa de 50 mil euros. De aquí surge la pregunta; ¿Son suficientes 50 mil euros como sanción regulatoria a estas faltas?, ¿Se logra con estas multas el objetivo de impedir la reiteración de estas faltas?. Por supuesto que no es concebible que una multa de este calibre represente una verdadera represalia para un equipo del tamaño de La Roma, aún así, ¿existe una cantidad económica que se pueda tomar como lección para los aficionados? En realidad, la respuesta se encuentra en otra parte, evidentemente la sanción para resultar aleccionante en la actitud de la afición, debe ser directamente relacionada a la afición más que a la directiva. El mismo Blatter <Presidente de la FIFA> calificó como insuficiente la decisión tomada por la comisión disciplinaria italiana. Aclaró que las sanciones se deben tomar mucho más rigurosas, siendo éstas desde la deducción de puntos, cómo castigando partidos cerrados en casa <sin afición>, e incluso la expulsión del equipo de la competición. Plausible pues es que, en torno a esto, en el congreso anual de la FIFA que se llevará a cabo a finales de este mes, se votarán varias propuestas de este tipo destinadas a frenar estas actitudes por parte de las aficiones durante los partidos.