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Una Nueva Guerra Fría, que deja fuera incluir a la izquierda en la esfera occidental

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Columna geopolítica del 12 de abril del 2018

Jorge Miguel Ramírez Pérez

De 1989 a 1991 se desmanteló el comunismo como poder mundial al producirse la transición geopolítica, que dio por terminada la Guerra Fría.

La mecánica bipolar que planteaba un mundo dicotómico enfrentado: comunismo contra capitalismo; el este contra occidente; Rusia contra Estados Unidos; o el Pacto de Varsovia contra la OTAN aparentemente había dejado de existir porque la principal amalgama era una ideología pegajosa, el comunismo que se ostentaba como un sistema justiciero.

Por supuesto el comunismo era más que injusto en la práctica, incluso más que todos los demás sistemas que existieron; solo rebasado por los fascismos alemán e italiano, que sobresalían de todos los de su tipo en crueldad y en perseguir a los que no adoraban a sus líderes como demiurgos, como seres a la mitad de los dioses y de los hombres.

Pero el comunismo que era una lingua franca de las conspiraciones tenía flaquezas como los baños de sangre de Mao, antes y durante la revolución cultural que fue un movimiento de matanzas, que arrojo millones de víctimas de parte de fanatizados jóvenes que fueron alebrestados para desterrar del mundo rojo, la que decían era la semilla del aburguesamiento y de los privilegios de la burocracia .

Antes Stalin puso el ejemplo recreó las purgas donde murieron también millones en Rusia que no se plegaban a lo que imaginaba el tirano.

Cuando los diplomáticos realistas de Occidente atinaron a concretar las amenazas de China y Rusia, a uno para integrarlo paulatinamente desde Nixon y al otro para combatirlo con aliados; los de occidente vencieron sin tratar de socavar el comunismo que era más bien una fuente de cohesión simbólica.

El configurar las naciones como poderes independientemente de sus religiones políticas, ayudó a ver la perspectiva sin prejuicios y el comunismo se auto descalificó en Rusia y en China sufrió un revisionismo tan de fondo, que no se sabe donde está el capitalismo voraz y donde quedó la doctrina de línea de masas.

Por eso el grupo de poder de 28 años, con George Bush a la cabeza como estratega, propuso un orden mundial para gobernar el mundo; y se intentó no nada más tener los hilos en América y Europa sino también en Asia y en África, y fue entonces que al abarcar mucho, se han tenido que replegar con Trump.

En esos años de intentos globalizadores y de un mercado libre mundial, los costos de dominio se dispararon y Estados Unidos ha estado regresando al interés doméstico. Por eso en Davos les dijo Trump a los líderes, que se dejaran de grandes ambiciones planetarias, que mejor se dedicaran a atender a sus respectivos países y prácticamente con esa declaración dio por cerrado el periodo de ejes multilaterales.

Pero en ese contexto de la historia mundial Putin en Rusia, logró estabilizar a su país en lo interior y pasó a redefinir geopolíticamente lo mismo que Lenin en Bakú, en 1920

durante el Congreso de Pueblos del Este donde propuso: mantener las fronteras imperiales del zarismo, transformar al ejército en potencia y no intervenir sino en el perímetro de Eurasia fundamentalmente, sin ampliar el radio a una periferia como lo proponía Trotsky. Para estas épocas, le sumó Putin el propósito de ir actualizando el interés de expulsar a los aliados de la OTAN, de esas fronteras, es decir de Ucrania, retomando Crimea y combatiendo los planes de EUA en Siria y eventualmente en Turquía.

La reacción también de Estados Unidos en concordancia por lógica, será la de replegarse al continente y sacar una ofensiva tipo "Cóndor" como en los años setentas para América latina, pero en la que las armas de los ejércitos golpistas ahora son las redes y la guerra es de bots; y los soldados son los periodistas que arman escenarios de conflicto por consigna. Porque el terreno que dejó abonado el grupo de poder anterior, amplió demasiado los márgenes de una discursiva en la que los derechos humanos, en vez de ser eso, derechos desde la óptica del jusnaturalismo, se transformaron hasta en consignas antinaturales y sus resultados fueron el ablandamiento del esquema de valores que ostentaba el occidente, valores que ya, a ciencia cierta casi nadie conoce, porque se volvieron esos sustentos ideológicos y racionales hasta en sendos misterios.

Entonces Trump tiene que reeditar una nueva distribución de poder que si no es idéntica a la que existía en la primera guerra fría, si responde a un reparto racional, en el que nuevamente se repliega Estados Unidos y sus aliados a Israel, y dejan en terreno de las negociaciones otros bastiones del medio oriente que eran parte del shatterbelt, que rodearía a los rusos. Es decir del cinturón de contención, la zona de fricción de las potencias que cubre todo el perímetro de lo que fue el zarismo o el esquema soviético, hasta llegar a las Coreas.

Por eso los arreglos que se mencionan en las indagaciones contra funcionarios que ya dejaron la Casa Blanca, se entienden porque finalmente los dos grandes deben gobernar, pero la recomposición de poder no es sencilla; es compleja y en tal efecto se requiere fortalecer lo que cada potencia considera su influencia natural como prioridad.

Así que los desplantes del socialismo latinoamericano no van a seguir alguna vereda cierta; porque el comunismo y su enfermedad el izquierdismo infantilista; no tienen sino en todo caso aliados geopolíticos circunstanciales, es decir mediante ventajas racionales para nada ideológicas, dado que no existen tales; sino en el terreno de lo que abone a mejorar las utilidades del poder respectivo, en los mercados así proyectados. Así con la segunda potencia económica China, Estados Unidos como acaba de analizar Joseph Nye, tiene ventajas estratégicas insuperables sobre los asiáticos: demografía, energía, tecnología, conocimiento, moneda, posición geográfica y armamento.

Así que si creen realmente que Rusia intentará por simpatía o identificación filosófica mantener una cabeza de turco en la zona latinoamericana se equivocan; por lo pronto Trump no asistirá a la Cumbre de Las Américas; y se verá que la andanada de guerras cibernéticas se las cobraran a los que andan por la retadora y como ejemplo baste un vistazo a Guatemala o lo que pasa en Brasil con el encarcelamiento de Lula un demagogo que no logró su verdadero sueño de hacerse oligarca.

Cualquier comparación no es una mera coincidencia para México.