Las revoluciones mundiales. Guía para entender los desmanes de hoy (2a parte)

Columna del 11 de diciembre del 2019

Las revoluciones mundiales. Guía para entender los desmanes de hoy (Segunda Parte)

Jorge Miguel Ramírez Pérezjmramirez3

 

Una transición geopolítica no tiene fechas fatales, son lapsos históricos donde se presentan factores característicos de ese cambio, en algunos lugares de manera precoz; y en otros, retardada. En el primer caso las élites de los países entienden el agotamiento de lo que definía el checo-estadounidense Karl Deutsh, en términos políticos como un estadio filosófico, o como lo veía el francés Ferdinand Braudel: un proceso de la vida cotidiana ligado a las innovaciones tecnológicas: long duree; para el ruso Nikolái Kondrátiev, eran ciclos económicos.

El hecho es, que las fechas no son precisas como las que celebran una independencia nacional. Lo que se da, son eventos emblemáticos que impactan el cambio geopolítico, como la caída del muro de Berlín en la anterior transición. Hoy, no me parecería descabellado proponer que lo emblemático, pueda ser la caída del Estado islámico o la Revolución Mundial de 2019....

Porque el esquema de las revoluciones mundiales es una herramienta que se sobrepone como mapa analítico, a las transiciones de poder mundial o geopolíticas; su fin es develar el sentido detonador del cambio, por medio de sus violencias virulentas. No hay uniformidades ideológicas delimitadas y sus direccionalidades son confusas. La revuelta por la revuelta misma. En el 68, el lema era "prohibido prohibir".

Eso no significa que los manifestantes de Hong Kong, no tengan buenas razones para oponerse a la tiranía de la China continental, en el 2019 llegaron al límite de su paciencia. Nunca han aceptado empobrecerse como lo exigen los jefes comunistas continentales.

Tampoco se puede decir que en Chile, Colombia y Ecuador todo es felicidad, porque sí existe una masa crítica inconforme que usaron los provocadores cubanos y venezolanos, como efecto distractor ante la escalada que avizoran, contra las dictaduras disfrazadas de gobiernos populares. Y es lógico, si ya EUA le reconoció a Putin su fuerza territorial en Eurasia; en reciprocidad quiere recuperar su hegemonía hemisférica.

Incluso dejó Trump un tanto sueltas las amarras con Europa y Medio Oriente, por eso Macron, el francés y el franco canadiense, Trudeau; se burlaron en abierto de Trump en Buckingham, no quieren pagar lo que les toca para apoyar económicamente a la OTAN; y EUA ya no los va a financiar. La izquierda occidental no acaba de aceptar que las cosas cambiaron, se aferran a Soros, y a las instituciones de la pasada transición: la Cumbre Económica de Davós y la del cambio Climático, que el neoyorquino desagendó con todo y el activismo inflado para muchos, de la sueca Greta Thunberg, que dicen inspira a los movimientos ecologistas violentos de tipo nazi.

Por eso lo del vandalismo chileno no es sorprendente, fue contra el único sistema estable y ascendente en lo económico de toda América Latina. La revuelta desató una furia destructiva contra los servicios públicos, como el transporte que usaba la misma masa inconforme, que se vulneró así misma. Nunca tuvo liderazgos, ni proyecto que apuntalar. Las protestas no fueron por modelar una sociedad ideal en la utopía de izquierda. En Bolivia los desórdenes desestabilizadores de Evo Morales, duraron poco.

En el caso mexicano la propia autoridad promovió el vandalismo de feministas, anunciando que no habría medidas contra los daños en edificios públicos y en los monumentos que embellecían a México, los que hizo Porfirio Díaz, el presidente que dignificó con obras de arte la historia de México. En dos ocasiones quisieron quemar la Catedral.

Las revoluciones mundiales por lo común, se presentan, con el objetivo de inducir un deterioro de las instituciones políticas. En México, se repite lo de 1968 cuando padeció esa algarada violenta de parte del gobierno y casi nadie la entendió. Hasta la fecha. Para muchos, hoy también es el gobierno el promotor de la asonada institucional. Contradice a Schumpeter que exponía: que hay un proceso de destrucción, pero a la vez seguido de una construcción creativa. En el caso de México, todo se derrumba, no se reforma; y no se crean, sino mecanismos de poder personal. Por ejemplo: exclusividad de contratación adscriptiva en el gobierno, es decir incondicionales puros; sepan o no de administración pública; o una Guardia Nacional, que es un ejército adicto al presidente.

La ley de amnistía que se debate en las próximas horas va echar a la calle, a un ejército enorme de criminales: 300 mil sujetos, más que la Guardia Nacional y el Ejército juntos. Individuos que tienen aparte de aportar junto con su familia un millón y medio de votos para Morena; solo dos destinos: reagruparse en pandillas, en un país de desempleo galopante; o ser contratados como rapiñeros políticos, golpeadores como los seguidores fascistas de Mussolini.

Mire usted amigo lector Hitler hizo lo mismo, consulte usted los datos: creó dos grupos de choque para agredir a enemigos políticos, los sumó para destinarlos a los mas sucios trabajos del nacional socialismo: Dirlewanger y la brigada Kaminski, con ex presidiarios que liberó Hitler, eran gente hosca y violenta; agradecidos por salir de la cárcel, competían entre ellos en sadismo, mutilaciones, violaciones y homicidios: ganó Kaminski, un pederasta que recibía ordenes directas del Hitler; y que tenía afuera de sus oficinas unas pilas, en forma de pirámides de cabezas humanas. Ellos y no el ejército regular alemán fueron los que aniquilaron a los judíos polacos en el ghetto de Varsovia. Eran quienes custodiaban los campos de exterminio.

Así que eso de sacar de un golpe a la libertad, gente con problemas, no tiene visos, sino de amedrentamiento. Como fue el pasado primero de diciembre, que se dio la orden de movilizar acarreados para que eventualmente chocaran con los manifestantes que marchaban en contra de López Obrador, solo que hubo cuatro veces más de éstos que los kaminskis mexicanos.

Otro elemento que ha crecido después de varias décadas y está presente en las últimas revueltas está relacionado con los intereses de la drogadicción; una escalada que se inició desde los años cincuenta en los países comunistas para enviciar masivamente a Occidente, en particular, a los Estados Unidos. En 1952 la China de Mao planificó secretamente toda una política de producción y precios para estandarizar los narcóticos, alentando un mercado progresivo mundial, mediante agentes de ventas de la propia administración comunista, hoy los productos letales de ese plan rebasan las novelas de terror con el fentanilo.

El escenario es complicado porque juegan con papeles sobresalientes grupos de provocadores internacionales; y de intereses relacionados con el crimen internacional, buscan abrir espacios en los gobiernos irresolutos.

Sin embargo, a pesar de que los movimientos cimbran a las sociedades, son las potencias las que regulan los cambios o ratifican sus intereses de manera prioritaria. Con fuerza, como lo que se haya establecido el fin de semana en la Ciudad de México; con la presencia del Fiscal estadounidense, que dejó tan impactado al grupo de poder, que para no declarar tuvieron que magnificar y difundir el robo de un libro en Argentina de parte del diplomático mexicano y/o republicano español, el amlover Ricardo Valero.

Una caja china del estilo de Epigmenio Ibarra o ¿de Ebrard?... lo que Obrador aprovechó reconfortando al raterillo útil, con una palmadita discursiva.

Hoy por lo pronto, como dijimos antier, le abren el país a la revisión extranjera de las condiciones de los trabajadores mexicanos. ¿Cómo es que sus derechos plenos no se respetaron hasta que hubo presión de afuera?