"Promoviendo la Participación Ciudadana"

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Sinaloa en la encrucijada

leymordazaPedro de Legarreta Lores

La publicación del Índice de Desarrollo Democrático de México es sin duda una importante llamada de atención ante el proceso electoral de este año, pero también en la construcción de un sistema democrático confiable, que ayude a la sociedad a un sano desarrollo, crecimiento y convivencia.

Los retos para Sinaloa en este sentido son importantes, pero no imposibles de superar.

En occidente, la democracia está asociada, invariablemente, a un estilo de vida que permite el desarrollo personal y profesional, humano y familiar... desgraciadamente en nuestro país son pocos los avances que vemos, y desde la alternancia democrática, incluso sentimos que son más los problemas que los avances. Sin embargo, vale la pena recordar que nuestra democracia como tal es muy joven, apenas tenemos 19 años de haberla inaugurado (otros dirán que solo son 16 por la alternancia presidencial de 2000), pero incluso hay estados en los que nunca han cambiado de partido en el gobierno, por ejemplo Veracruz, Estado de México, Tamaulipas, por mencionar algunos, esto significa que en realidad todavía tenemos que avanzar mucho para romper inercias, sortear obstáculos y superar deficiencias en los distintos ámbitos del proceso democrático.

La ventaja de tener un Índice de Desarrollo Democrático, es que nos permite analizar fríamente, sin prejuicios ideológicos o partidistas, sino a partir de datos duros y hechos comprobables, publicados en su mayoría por los propios gobiernos, la situación real que estamos viviendo y los aspectos que tenemos que atender y mejorar.

Por ejemplo, es sumamente lamentable que Sinaloa tenga tan mala eficiencia terminal del nivel secundaria. La educación promedio que tenemos en el estado supera la media nacional, pero eso hace más grave el que muchos de nuestros jóvenes no terminen la educación básica, ya que les restringe las oportunidades en su desarrollo futuro.

Más preocupante es la baja calificación en Procesos Institucionales, ya que esto se refiere a la calidad y eficiencia del sistema institucional y político, así como la rendición de cuentas y el balance de poder interinstitucional. De todos nosotros es conocido que lamentablemente el Poder Legislativo parece estar maniatado por el ejecutivo, y que a pesar de que año con año se descubren irregularidades en las cuentas públicas del estado y los municipios, ninguna sanción surge del poder que debería estar metiendo al orden a quienes realizan las obras, dan los subsidios y prestan servicios a la sociedad.

El proceso electoral del 5 de junio no va a resolver nuestros problemas, pero es u paso indispensable para empezar a construir un mejor espacio de participación, exigencia y, por qué no, colaboración entre la sociedad y el gobierno, pero para ello necesitamos un alto índice de participación, en el que demos a los políticos una lección de responsabilidad cívica y participación ciudadana, castigando a los que consideremos que no han cumplido, premiando a los que tienen mejor desempeño y dando oportunidad a nuevos actores.