Tambores de Guerra

Rodrigo Iván Cortés Jiménez (yoinfluyo.com)

Cuando se supone que tendríamos que haber aprendido la lección de conmemorar este preciso año, cien años de lo que fue la primera gran conflagración mundial, que fue la Primera Guerra Mundial, e inició justo en 1914, curiosamente y dramáticamente, se repiten ciertas condiciones que podrían hacernos pensar en una nueva conflagración.

Dentro de este mundo turbulento y fragmentado, y sin pautas de dirección estables, como dice Brzezinski, vemos que, ante la ahora fantasmagórica expresión “Occidente”, Putin regresa a la geopolítica clásica que copiaron desde Stalin a la Alemania nazi, de este espacio vital, de esta actitud tan primitiva, tan simplona, pero también tan dura; y que se necesita un gandalla para poder hacerlo, como la que tuvo Hitler, cuando dice: “Bueno, en esta región de los Sudetes hay alemanes, hablan alemán, por lo tanto, tienen que ser de Alemania”, y procede a invadir

Putin, de una manera semejante, dice: “En una parte de Ucrania hay tipos que son pro rusos, que hablan ruso, y por lo tanto, tienen que ser de Rusia”; financia y promueve una revuelta interna pro rusa, pro Putin, en donde aporta a los estrategas y mercenarios las armas.

De repente, éstos, con mucha iniciativa, se ponen a derribar avión comercial, con una cantidad de muertos muy fuerte. Esto obviamente es un atentado que implicaría una unión muy clara de lo que es Occidente. Nada más que el problema es que Occidente quién sabe dónde está quedando.

Ante este mundo que está fragmentado, turbulento y además contradictorio, pueden darse más llamitas, inicios, conatos que podrían derivar en conflictos bélicos más fuertes.

Esperemos que Occidente se ponga las pilas, ubique un poco más los valores que le dieron origen, le dieron sentido y se puedan contraponer a esta hambre de Putin, de avanzar en la escuela geopolítica muy clásica que resulta más bien gandalla.