El día de ayer, en El Universal, Ricardo Alemán publica su columna “Itinerario Político” con el título “Sinaloa: sucesión adelantada”, en el que en pocas palabras plantea como David López Gutiérrez, del Chilorio Power, se enfila como el principal candidato, con el aval del Presidente de la República, Enrique peña Nieto.
Por supuesto que esto es quizá lo que ha hecho que desde hace unos meses haya empezado en Sinaloa el placeo de los precandidatos, especialmente del PRI, con la intención de ir planteando su interés por el puesto. Y es que al no haber llegado Malova por el PRI a la gubernatura, la sucesión se abre para la lucha democrática.
Desde la perspectiva local, David López Gutiérrez sería un mal candidato, no por falta de capacidad, sino por un gran desarraigo, ya que salió del estado hace muchos años para estudiar y ya no ha vuelto a él, ni para trabajar en el gobierno, ni para generar empleos desde alguna empresa, ni para promover algún libro, nada. Tal vez venga a su natal Mocorito a pasar algunas fiestas familiares, pero no son apariciones públicas.
No por ello es un contendiente menos, Renato vega y Francisco Labastida tenían el mismo desarraigo y sin embargo llegaron a la gubernatura, solo que eran otros tiempos.
De cualquier manera, si el Presidente de la República tiene un candidato, es hora de que la sociedad vaya planteando quien o quienes podrían ser los suyos. Si la sucesión adelantada está iniciando, los miembros de la sociedad deberían empezar a promover a quienes consideran que podrían ser sus candidatos, para la gubernatura, pero también para las alcaldías y las diputaciones.
Está avanzando el tema de las candidaturas ciudadanas, pero también una mayor apertura de los partidos políticos para postular a los puestos de elección a personajes surgidos e impulsados desde la sociedad, gente reconocida por su trabajo y servicio a la comunidad.
También es tiempo de que esos candidatos que proponen los altos servidores públicos vengan y traten de ganar el favor de los ciudadanos, que finalmente, son los que en unos años emitirán sus votos a favor o en contra de que los representen; ningún daño les hace conocerlos, al contrario, quizá les ayude a atemperar sus sueños de grandeza.