Gobernadores irresponsables

gobernadoresEl día de ayer, como se especulaba desde antes de su viaje a los Estados Unidos, el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo Figueroa, pidió la licencia definitiva a su cargo, bueno, oficialmente no lo ha hecho, pero fue a entrevistarse con el Secretario de Gobernación, porque en nuestra República Federal, la soberanía de los estados es de pacotilla.

Fausto Vallejo sabía que este sería el desenlace desde que se le diagnosticó su enfermedad hepática y la necesidad de hacerle un trasplante, pero como es más importante el cálculo político y la convicción democrática es tan pobre, no quiso pedir una licencia definitiva porque esto provocaría que se convocaran a elecciones en Michoacán y los ciudadanos de esa entidad no tenían la madurez para elegir tan pronto a un nuevo gobernador, no, en vez de eso mejor dejó encargado del despacho al amigo personal de “La Tuta”, Jesús Reyna García, hoy detenido por la PGR debido a sus nexos con el crimen organizado y permitió que se hundiera más Michoacán en el desorden, la violencia y la corrupción. ¡Al fin que se podía seguir culpando a Calderón por lo que fuera que pasara!

Hoy, como ya no se deberán convocar elecciones, entonces si, presenta su solicitud de licencia y le dice al Virrey Castillo, “ahí te encargo el changarro”, los diputados deberán elegir a quien complete el período de Vallejo, en fiel representación al  sentimiento de sus conciudadanos, lo que seguramente los llevará a elegir a quien el Presidente de la República les indique, tal vez, ¿por qué no? El muy cercano a Peña nieto, Víctor Silva Tejeda, delegado de Sedesol en ese estado.

Esta actitud del casi ex gobernador de Michoacán, no es insólita en nuestro país, desgraciadamente los gobernadores creen ser dueños de vidas, haciendas y destinos de los ciudadanos que los eligieron y a los que tratan más como súbditos de una monarquía absolutista.

Lo mismo se suben al escenario a bailar con los cantantes de moda, que mandan silenciar a los periodistas incómodos o envían emisarios con maletines llenos de dinero para cubrir gastos sucios de campañas políticas; son descubiertos en corruptelas desvergonzadas o endeudan a sus estados más allá de lo imaginable.

México ha avanzado en su democracia si nos comparamos con los tiempos de Díaz Ordaz o Echeverría, pero lo siguen amarrando al pasado las mismas mañas que impidieron durante el siglo XX la vivencia de una verdadera democracia. Es hora de decir basta y exigir a nuestros gobernantes un comportamiento encaminado al bien de la ciudadanía… ¡pero ya!