Brasil, vuelta a la realidad

brasil2El enfrentamiento del día de ayer entre las selecciones de Brasil y Alemania pertenece más a la ficción de terror que a la realidad futbolística, ese equipo brasileño parecía un San Vicente reforzado más que el representativo del pentacampeón, los teutones simplemente pasaron por encima de ellos, y no se puede argumentar la ausencia de Neymar o Tiago, porque dos, aunque sean cracks, no pueden hacer una diferencia tan grande.

Tras esta ficción futbolística que horrorizó a Brasil, muchos aficionados se volcaron a la calle y causaron tremendos destrozos… regresando al gobierno a su realidad, porque esa es la realidad que está viviendo Brasil desde antes del inicio de la justa deportiva, y es que la desaceleración económica debida a un modelo economicista e inhumano, apoyado en una clase burocrática corrupta no puede llevar adelante eternamente a los países emergentes.

Dilma Rousseff, que la semana pasada se frotaba las manos con unas encuestas que señalaban un aumento de su popularidad y de la felicidad de los brasileños, ahora tendrá que enfrentar la realidad de una sociedad cansada, desempleada y hastiada de la corrupción, a las graves carencias sociales que vive Brasil, habrá que sumar ahora la terrible humillación recibida en el campo de juego, en un país donde el futbol es casi una religión.

La presidenta debería estar muy preocupada por el próximo proceso electoral, porque aunque no tenga ninguna responsabilidad en lo que ocurre en el campo de juego, los malos resultados la perjudican, como los buenos la hubieran beneficiado.

Cuando Lula Da Silva hizo el compromiso de organizar el mundial hace más de ocho años, Brasil vivía el auge de los BRICs, hoy todos ellos, China incluida aunque en menor grado, están viviendo situaciones complejas que no le permiten seguir creciendo al mismo ritmo. Los políticos del PT involucrados en el caso Mensalao, muchos de los cuales han pisado la cárcel, no ayudan a mejorar la percepción; tampoco lo hace el hecho de que se caigan los puentes recién construidos o que el gasto efectuado por Brasil duplique los ingresos generados durante la copa del mundo. El mal resultado de la selección en el partido semifinal ante Alemania solo es la cereza del pastel… o mejor dicho, la caca en el zapato.