Malala, una chica valiente, a favor de la educación

malala-yousafzaiPor: Alicia Calderón (@alicalderon12)

“Un niño, un maestro, un libro y una pluma pueden cambiar el mundo”.
Malala

Este año el premio Nobel de la Paz fue otorgado a dos figuras cuya lucha se ha enfocado a favor del derecho a la educación: Malala Yousafzai y Kailash Satyarthi, ambos grandes personajes que con gran dedicación y compromiso han centrado su esfuerzo en combatir la represión hacia los niños y jóvenes; ambos coinciden en la importancia de resguardar el derecho de todas las niñas, niños y jóvenes a recibir una educación de calidad.

De acuerdo con la UNICEF, “la educación es un derecho humano fundamental y una herramienta decisiva para el desarrollo de las personas y las sociedades”. Lamentablemente en Pakistán, como en muchos otros lugares del mundo, no ocurrió así, ya que la prohibición por parte de los talibanes de escolarizar a las niñas, entre los años 2003 y 2009, provocó el cierre de 900 escuelas públicas y privadas, dejando fuera de la escuela a 120,000 niñas, vulnerando su derecho a la educación.

Malala Yousafzai, nombrada así por Malalai de Maiwand, la mayor heroína de Afganistán, es originaria de la localidad de Mingora, Pakistán. Es una chica valiente que a sus 13 años comenzó a hacer oír su voz para ejercer su derecho a la educación, situación que la puso en peligro en un contexto en el cual es habitual y ordinario que las mujeres se callen y se mantengan en un segundo plano.

El primer paso de Malala en el activismo social fue a través de un blog para la BBC, bajo el seudónimo de Gul Makai, en el que contaba las atrocidades a las que eran sometidos por el régimen. Ahí inició su campaña a favor de la educación de las niñas en su país, lo que provocó que en octubre 9 de 2012 fuera víctima de un atentado perpetrado por un fundamentalista del régimen Tehrik e Taliban Pakistan, quien le disparó en la cabeza y en el cuello; afortunadamente se salvó tras ser operada de urgencia y una larga recuperación en Reino Unido.

Este hecho lamentable marca el inicio de la nueva vida de Malala y su familia quienes se ven obligados a cambiar su residencia a Birmingham, Reino Unido, lugar en el que después de cinco meses de recuperación Malala logró retomar sus estudios en Edgbaston High School For Girls, un establecimiento privado de Birmingham. Fue entonces cuando algunos dirigentes políticos de renombre como Barack Obama y el titular de la ONU, Ban Ki-moon, le expresaron su apoyo.

La lucha de Malala por la defensa de los derechos humanos y la educación fue un hecho trascendente. Comenzó con la defensa de la educación de las niñas en su país aun conociendo los riesgos que esto le podría ocasionar; después llevó su lucha más allá de Pakistán, hecho que confirmó con su discurso en la ONU al enfatizar que no hablaba sólo por ella, sino por aquellos que no tienen voz para ser escuchados y por el derecho a la educación de cada niño, provocando que los principales líderes alrededor del mundo se pronunciaran en apoyo a su causa.

Pese a su corta edad, el activismo de Malala contra la opresión de los niños y los jóvenes y su derecho a recibir educación, la hizo acreedora al Premio Nobel de la Paz 2014, convirtiéndose en la persona más joven en recibir este reconocimiento. Ya antes en 2011 le fue otorgado el Premio Nacional de la Paz por su valor y lucha por la defensa de la educación de las niñas en Pakistán, que hasta la fecha mantiene.

Malala, quien soñaba con ser doctora, ahora se encuentra estudiando fuera de su país y espera ser algún día la primera ministra de Pakistán. Se ha convertido en un modelo a seguir, no sólo por ser una de las chicas más valientes del mundo sino porque después de su recuperación siguió apoyando a las niñas y los niños para que tuvieran educación, y en su empeño por ser escuchada ha sido la voz de millones de niños y jóvenes que como ella han sido vulnerados en su derecho a aprender.

El nombre de Malala no sólo fue reconocido a partir de un hecho trágico. Su historia debe ser un detonante para voltear la mirada hacia millones de niños y niñas que aún permanecen en el desamparo, incluso de sus propias autoridades que les niegan un derecho fundamental como lo es recibir una educación de calidad, Malala representa a millones de niñas que aún esperan ser escuchadas. El mundo entero necesita a más personas como esta joven pakistaní, a quien el atentado en su contra no logró minar su entereza.

Nosotros como sociedad deberíamos replicar con el ejemplo de Malala, las niñas y los niños tienen derecho a ser escuchados y recibir una educación de calidad.

* Alicia Calderón es Analista de Vinculación en Mexicanos Primero