El proceso constatable de la apostasía en la Unión Europea y en parte de los Estados Unidos, tiene un contraste con la actitud de Rusia y varios países aliados a su propuesta que evidencian, aún en medio de muchas contradicciones la reivindicación de los valores de la naturaleza humana en toda su dignidad. En la misma Unión Europea hay señales de resurgimiento, el caso concreto es del actual gobierno de Hungría que funda su proceder en un lema con tres palabras; “Religión, Patria y Familia”, para escándalo y repudio de los socialdemócratas. Además de las enormes manifestaciones de miles en España y en Francia, oponiéndose a todas las nuevas legislaciones permisivas de la cultura de la muerte. Hay una gran crisis, pero también hay muchas señales de restauración de los principios y los valores. En el mes de mayo pasado fue celebrado con gran éxito en Madrid, el Congreso Mundial de las Familias. El año 2013 será celebrado en Sydney, y en 2014 será en Moscú en instalaciones frente a la plaza del Kremlin. Acá en México las encuestas más serias y por ello silenciadas, evidencian el repudio generalizado de la población al crimen del aborto. A pesar de ello un grupúsculo partidista encabezado por Marcelo Ebrard, vinculado a través de Manuel Camacho con la Comisión para la Gobernabilidad Global de la ONU, han impuesto en la capital del país una llamada “ley” que legaliza el crimen del aborto, los llamados matrimonios de personas del mismo sexo y anuncian que se van ya por legalizar otro crimen, la eutanasia.
Todas estas son señales de cómo se está acabando una época y esta naciendo otra. Son los tiempos de grandes transformaciones que tienen muchas expresiones equívocas. Una persona emite un mensaje y otra lo recibe con un significado contrario y esto provoca discordias lamentables. Si se habla de derechos humanos, estos están vinculados a la dignidad de la persona y esta a su vez se funda en que cada persona está hecha a imagen y semejanza de Dios.
En un tiempo magníficamente definido como el de la “dictadura del relativismo” es necesario poner el acento en las definiciones y en la identidad (ser lo que se dice ser) y la pertenencia a la misma.
Así es como se puede salir de las confusiones que se provocan entre los que están del mismo lado y a veces parecen enemigos mortales. No hay monopolio de la acción a favor de la vida. Todos los que están a favor de la vida pueden actuar en las formas más diversas, en tanto cuanto no pierdan el objetivo. Hay que estar unidos en el propósito de la finalidad y respetar las diferentes modalidades para lograrla. Por eso se puede hablar de la libertad como obediencia a la verdad.
Ahora Rusia manifiesta la unidad en la defensa de los derechos humanos tradicionales y no se puede escatimar el apoyo de todos los grupos que en el mundo trabajan por los derechos humanos. Es una gran consolación, participar en lo que está sucediendo y superar las discordias.