Por Rafael de Legarreta
Luego del resultado de ayer en el juego amistoso del Tri contra Costa de Marfil, se podría decir que México regresó a sus orígenes, que el Chepo dejó de lado la experimentación y se acomodó de modo que los seleccionados volvieron a sentirse cómodos.
Aunque esto sea cierto, la cuestión que entra en juego es el factor que ha pasado casi desapercibido pero que ha hecho de su presencia un elemento clave en los últimos años en la selección y es precisamente Oribe Peralta.
Si bien la condecoración de “Héroe Nacional” no es oficial, si lo es para la afición mexicana y es que desde la gran actuación de la selección en la obtención de la medalla de oro en las olimpiadas en 2012 dio a entender que no necesitamos a una estrella que este al frente sino a un jugador que entregue todo de si por lograr sus objetivos.
Y bueno, claro está que él no ha sido quien a logrado todo esto solo, pero si se hiciera una relación del funcionamiento de la selección con Oribe y sin él, la evaluación resultaría completamente diferente, entonces ¿es que el cambio que logra va mas con respecto a su liderazgo? Seguramente, pues tan solo hace falta ver la actuación del equipo desde su ausencia por lesión hace aproximadamente medio año y la actuación con él, que fácilmente se podría distinguir un equipo con una eficiencia del 30% mayor cuando Oribe está en el equipo.
Así pues, si bien el Chapo ha regresado a un sistema mas tradicional en el que los jugadores han encontrado comodidad y mejor resultado, también podría quedar en el aire la posibilidad de que sea precisamente Oribe el motor anímico que le hacía falta al equipo ausente de un liderazgo en la cancha.