(PROCESO/Rodrigo Vera) Durante la misa multitudinaria que presidió hoy en Ecatepec, el Papa Francisco invitó a los fieles a hacer de México "una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte".
Ante alrededor de 300 mil personas, congregadas en la amplia explanada de la Unidad de Estudios Superiores de Ecatepec, volvió a pedir para que México sea "una tierra de oportunidad donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de pocos".
"Un cristiano no puede menos que demostrar su solidaridad para solucionar la situación de aquellos a quienes aún no ha llegado el pan de la cultura o la oportunidad de un trabajo honorable, no puede quedar insensible mientras las nuevas generaciones no encuentren el cauce para hacer realidad sus legítimas aspiraciones".
Y, enfático, pidió "estar siempre en primera línea en todos los esfuerzos para mejorar la situación de los que sufren necesidad" y ver en cada hombre a "un hermano, y en cada hermano a Cristo". También centró su homilía en condenar las "tres tentaciones a las que el cristiano se enfrenta diariamente": la riqueza, la vanidad y el orgullo.