(REVISTA ESPEJO/Redacción) La preocupación ciudadana por los recientes hechos de violencia en Sinaloa, con incidencia marcada en el sur del estado, recalcan la inconformidad que ha existido a lo largo del gobierno de Mario López Valdez y sin embargo el mandatario insiste en mostrar a Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, comandante de la Policía Ministerial, como la panacea contra ese mal imbatible.
Una vez que la administración pública que encabeza Malova ha superado el índice de delitos de alto impacto que se registró en el período de su antecesor Jesús Aguilar Padilla—con un acumulado de más de 7 mil homicidios dolosos de 2011 a la fecha—el desespero social por condiciones de tranquilidad tiende a hacer crisis e igualmente entra en caos la capacidad de respuesta del Gobierno del Estado.
Les sobran razones a los sectores sinaloenses para resolver que mientras la delincuencia recrudece su acción, las autoridades estatales se perciben de brazos cruzados y acuden a declaraciones trilladas y a la misma fórmula fallida de todo el sexenio: la ausencia de un plan integral de seguridad, justicia y estado de derecho muestra al Gobierno más turbado y paralizado que la población misma.