(EL TIEMPO) Solía haber pitos y canciones en las marchas opositoras, algo de ese ánimo festivo venezolano a pesar de la vicisitud de turno, pero esta vez no.
La caminata de la 'Toma de Venezuela' fue –al menos en Caracas– silenciosa y rabiosa a la vez, con miles de personas rumiando la necesidad de hacer respetar su derecho a votar tras la suspensión de la recolección de firmas para solicitar el referéndum revocatorio del presidente Nicolás Maduro.
Una estampa que se repitió en Maracay, Valencia, Barquisimeto, Maracaibo, Mérida, San Cristóbal, Barinas, Cumaná, Ciudad Bolívar y en Isla Margarita y pintó el escenario sobre el que la oposición anunció que se volcará a las calles para exigir la votación y, con ello, "retomar el hilo constitucional".
La jugada opositora es atrevida, pues busca romper varios tabúes de la política venezolana al llamar este viernes a una huelga general del país de 12 horas, y para el venidero jueves 3 de noviembre a una marcha masiva de protesta hacia el Palacio de Miraflores, sede del Gobierno.
En respuesta, el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, advirtió este miércoles que las Fuerzas Armadas y los trabajadores venezolanos tomarán las empresas que acojan el llamado a huelga general.