(REVISTA ESPEJO) Con la designación de Carlos Ortega Carricarte al frente de la comisión de entrega-recepción, el gobernador electo Quirino Ordaz Coppel inicia el proceso de toma del poder y da atisbos del tipo de perfiles con los que conformará su equipo de colaboradores. La sucesión está en marcha y de aquí al primero de enero de 2017 las expectativas de los sinaloenses irán a la alza.
Como en todo cambio de gobierno, la sociedad renueva sus esperanzas, pero también redimensiona los agravios. Rige la regla de "el rey ha muerto; viva el rey" que denota la ilusión colectiva por avanzar, cada vez más, hacia mejores condiciones políticas, económicas y sociales.
El balance del gobierno que se va presenta una serie de oscuros por una sencilla razón: al buscar el cargo en 2010 y asumirlo en 2011, Mario López Valdez se excedió en los ofrecimientos sin valorar la capacidad o voluntad para cumplirlos, llevando la oferta política al nivel de la demagogia, sobre todo en seguridad pública, combate a la corrupción, educación de calidad, desarrollo económico y estado de derecho. Los resultados en estas áreas están a la vista de todos junto al demoledor juicio popular. Queda pendiente la acción de los tribunales.
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