(EL UNIVERSAL/Venezuela) La enésima crisis institucional que asuela a Brasil en los últimos días, con el presidente del Senado imputado por corrupción y muchos de los parlamentarios maniobrando para poner trabas a la Operación Lava Jato es, para muchos analistas, el último capítulo de la novela que la sociedad brasileña ya está empezando a escribir: el ascenso de la "antipolítica" como resultado del desencanto y la apatía.
Las manifestaciones del pasado domingo fueron las más masivas de los últimos meses y gritaban contra la corrupción y contra las intenciones de los diputados y senadores de aprobar un texto anticorrupción que en la práctica pondría muchas trabas al trabajo de jueces y fiscales; por primera vez en mucho tiempo la semana pasada volvieron a escucharse "caceroladas", informó Sputnik.
"Pérdida de legitimidad de los partidos, triunfo de la narrativa de "todos los políticos son corruptos", el poder judiciario inflamado, los medios hiperpolitizados, crisis económica... Tenemos los elementos para acabar en un auge de un peligroso populismo de derecha", apuntaba esta semana la profesora de Ciencias Sociales de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) Esther Solano.