Columna Geopolítica del 17 de enero del 2018
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Caer en la peor manipulación es el destino de la desubicación y la codicia del poder combinados. No es ajeno a los políticos con ansias trepadoras. Porque a pesar de que se saben manipulados, aguantan; por el amor desmedido que le tienen al protagonismo.
Así les hacía ese sujeto, Fidel Herrera, mandaba citar a sus enemigos políticos adelantándoles mediante los intermediarios, que buscaba una negociación o plantear una propuesta; y cuando estaban cerca de el torcido gobernador, salía un fotógrafo y les tomaba una fotografía sonrientes. Luego le hacían esperar nuevamente "para hablar con el jefe", que no ya se presentaba. Al día siguiente salía en un diario de circulación importante, la fotografía y con esto, la lucha del adversario quedaba descalificada.
Se auto flagelaban gratis.
Eso le pasó a Tatiana, la mujer de lucha que con una mala intervención, lo que pudo haber construido en torno a su reputación, como hija de un verdadero luchador social, por la democracia y las libertades políticas de México, su padre, el Maquío; se cayó por los suelos. Es más ella lo tiró. Porque o se mareó pensando futurismo, o fue inducida a agradecer sin recato, el cargo, que no existe, ni existirá de coordinador de campaña. Porque Obrador es él, todo su rollo, él es el orador, el comediante, el presentador, el que da instrucciones, el que dice a donde ir; y el que dicta todo lo concerniente a su campaña.
A Tatiana la designó, el sucio Obrador, para robarle al Maquío su prestigio. Para empequeñecer su nombre.
No como ella debe creer, que sus habilidades negociadoras, reflexivas y de gran experiencia fueron las determinantes. La quiere Obrador para mencionarla en los templetes, de que la hija del único baluarte de la política, del apóstol de la democracia plena, es una subalterna de él.
Tatiana poco sabe de política real, fuera de algunos círculos, ella nada más es la hija de Maquío y punto.
En términos ideológicos yo no sabía y creo que nadie sabe, que ella fuera un entusiasta del control del estado de la economía. Que todo fuera un mundo de burócratas, sin estudios de tales, que controlarían toda actividad haciéndola improductiva.
No entiendo como pudo decir que el tabasqueño se parecería a Clouthier, si el discurso del líder real de los ciudadanos libres, era en contra de las burocracias acaparadoras y engolfadas, en un poder de negaciones al avance del mexicano.
No oyó ningún discurso de su padre. Es diametral lo que Maquío pensaba con las puntadas populacheras de un merolico, como Obrador, sin ideas, sin definiciones, con pensamientos tartamudos, porque no los tiene en el archivo mental y se pone a ver que le sale, que vacilada de peón, que quiere ser jefe para nada, sino para decir que es jefe.
En nada se parecen y si se le hace parecido, hay problema; porque el impacto de la muerte de Maquío, y de las agresiones que le hicieron del poder, también hicieron mella en sus estabilidades, al punto del olvido de ese gigante, que confunde con un enano.