Columna Geopolítica del 2 de mayo de 2018.
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Hay voces, muchas de ellas calificadas como de buen análisis, que vaticinan que Ricardo Anaya ya transó con el poder y va aceptar la estrategia, según esto conveniente para el sistema, de unificar una candidatura contra el engañador.
En lo personal creo están en un error. No desconozco que una masa está a favor del personaje voraz que se los va a comer si logra sus propósitos.
Las encuestas, todas mentirosas, digamos al servicio del mejor postor y no de la ciencia, como se suponía antes de la democracia, pero que tampoco fueron verídicas; le dan el triunfo al mentiroso.
¡Claro, mentir a lo descarado es la utilidad más barata, y el verdadero opio de los pueblos! Porque sienten bonito.
Por ahí un comentarista dijo que el error es no reconocer los malos gobiernos y no darles esperanza a los votantes. En lo primero, no solo los simples votantes fallaron sino el propio mentiroso, que nunca especificó los latrocinios, nunca se opuso sino de manera general a las maniobras de lo que dio en llamar "la mafia del poder", sin los pantalones de señalar datos, nombres y acciones reprobables.
Pero pocos se dan cuenta porque tienen la "esperanza" que un cualquiera pueda ser presidente.
Ya fueron muchos que nadie conocía, uno que mató a una joven sirvienta, otro impuesto por los Bush, un cocacolero, un borrachín o varios, mejor dicho; otro producto de una mala telenovela. ¿Porqué no meter de una buena vez al que mató a su hermano como el mentiroso? que también en un arranque de ira golpeó en la cabeza causándole graves daños a un amigo, en un juego de su amado beisbol.
Entonces es cuando te das cuenta que la política nacional, no requiere de credenciales de trabajo eficaz, sino de bots, de pornógrafos como Epigmenio Ibarra, el publicista del mentiroso.
Porque a los primeros que les debería importar el país es a los que no tienen a donde ir, a los propios mexicanos, que poco o nada han hecho por él, sino recibir la "esperanza" de la despensa gratis, las becas sin estudiar y los apoyos que se otorgan para sustituir la caridad religiosa y comprar barato el voto de los millones de apátridas que no quieren mover un dedo por su presente, menos por pensar en una vida mejor por la que hay que trabajar. Ni siquiera en el concepto.
Entonces en ese contexto Anaya no puede rajarse.
No puede salir, con que se alió con los del PRI subordinándose a los que tienen doble vía: trabajan, por meter al país en la modernidad, pero a la vez, cobrando el pasaje para sus bolsillos, mil veces por algo, que llevan mediocre y sin terminar.
Eso es lo que cuenta, lo que no hicieron todavía. No hay que buscarle tres pies al gato, para pedirle a la gente a que se imagine, -lo que de por sí les cuesta trabajo razonar- ¿dónde está el beneficio de un partido que ya dio lo mejor en el pasado, con la estabilidad perdida?
Un partido que regresó por única vez, por la novatez de los dos ex panistas, desleales con su propio partido, que no sacaron los acuerdos constitucionales. A los dos Beltrones los chamaqueó. Se tuvo que llamar a uno del peor grupo, el Atlacomulco, para no dejar a México en el siglo pasado, como quiere regresarlo el mentiroso. ¿Más claro?
Y les sale fácil decir que Meade ya va en segundo lugar, después del debate donde estuvo entre los últimos.
Con eso Meade ratifica que no es honesto. Es un deshonesto mayor. Un tapa fraudes como los de los gobernadores. Sencillamente, una de mil preguntas del mismo calibre: ¿qué diga porqué les quitaron los fondos federales de educación a los gobernadores? ¿Porqué a ninguno, por esos inmensos latrocinios, documentados por la Auditoría Superior de la Federación, lo metieron a la cárcel?
Solo que conteste eso el honesto, que son miles de millones de pesos.
Que lo conteste el honesto, sin partido, que desde su padre andan repartiendo dinero que es de los contribuyentes, para endeudar al país de manera irreversible.
Anaya se la tiene que rifar. Y si lo tienen agarrado como propalan, que los denuncie y se los lleve al precipicio, con él. Y le den paso a otro si fuera el caso.
Pero con los pasados de lanza no se puede ir, aún con el fraude de Cambridge Analytica el que le pagaron al calderonista, el expanista Ernesto Cordero con la presidencia del Senado, para que diera la cara.
La verdad se acerca y los panistas en los estados están esperando un milagro, no se mueven, no hacen campañas y siguen peleándose por lo menor, las plurinominales que no alcanzaron. Y de paso se quedan con la lana.
Nadie los disciplina, porque capaz que se van las niñas.
Quisieran también todos los partidos y candidatos, en el fondo, tener un mentiroso para que les de el triunfo, el que sus incompetencias les obstaculiza.
Mientras el mentiroso, rabioso, le sale lo intolerante, su enemistad jurada con la democracia, con la libertad de expresión, rodeado de cortesanos baratos, quiere instaurara un cacicazgo vitalicio.
Los mexicanos buenos, cándidos, dicen: Trump no lo va a permitir.