Columna del 17 de febrero del 2020
La pusilánime clase empresarial
Jorge Miguel Ramírez Pérez
"Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra...
elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra".
Winston Churchill. Octubre de 1938
A propósito del pase de charola que les impusieron en el Palacio Nacional a un grupo de magnates, un amigo me recordó la frase con la que Churchill, evidenció la pusilanimidad del parlamento británico que por evitar confrontarse con Hitler, firmaron un acuerdo para que el dictador se apoderara flagrantemente de la región de Los Sudetes, despojando a Chequia de ese territorio.
Churchill no solo les mostró a sus compañeros parlamentarios sus temores ante Hitler, sino de pasada les profetizó, que de todas maneras la guerra era la secuencia lógica de ceder por miedo, porque las cosas no iban a parar solo despojando a los checos.
Así que, si los opulentos pagan de su bolsillo lo que se les exige, dizque "voluntariamente" para esa mentira gigante del avión, van a ratificar lo que se dice, de la clase empresarial, como otras del tercer mundo son timoratas, acomodaticias y promotoras de los arreglos debajo de la mesa. En otras palabras que no hay liderazgo como se supone corresponde a una clase dirigente de la economía, los negocios y la banca como se pretende, que se pandean a la primera. Mucho menos se puede esperar que decidan hacer algo mas, que no sea caravanear y adular al poder aunque los escupan en la cara.
Hasta ahora todo indica que los grandes empresarios se la tiran de astutos, y apuestan a aguantar oprobios, con tal de hacer negocios de los que el riesgo solo corre de parte del Estado. La lógica indica que no solo no van a sacar nada, sino que los van a seguir vejando, porque ellos en su fuero interno saben mejor que nadie, que esa sagacidad es mas falsa que sus pagos puntuales al fisco. Todavía hace una semana creían que el odio y el rencor social se concentraba contra la clase media, que el resentimiento llegaba hasta allí. ¡Que ingenuidad! Se sentían aparte, como siempre han estado: en un nicho para hacer negocios con la familia del poder y los contados favoritos en derredor del que manda.
No debían temer. En todo el mundo los privilegiados del dinero aprovechan sus circunstancias no siempre transparentes para hacer más. Porque nadie cree que su exclusivo esfuerzo fue coronado con esas posiciones superiores en la economia y las finanzas. Debían luchar a morir y defender lo que tienen. Recurrir a la verdad como escudo.
El primero que asaltó parejito a los mexicanos con ese mecanismo porril fue Lázaro Cárdenas, que con el cuento de pagar la deuda de la expropiación, le pidió a los mexicanos que rompieran sus cochinitos, que empeñaran sus joyas o que pusieran sus escasas pertenencias en manos del gobierno: y hay te va la raza motivada, ¡a resentir un atracón! Como todo lo que pasa en el feráz México, sin rendirle cuentas a nadie. "..dámelo a mi, o... ¿no me tienes confianza?".
¡Porque las cuentas de la expropiación no se conocen hasta la fecha! Como las del FOBAPROA o las del Aeropuerto.
Los investigadores del "Café La Habana"dicen que México no pagó nada, porque el petróleo hasta la fecha, no sale de país sin autorización superior; y a los Fleishman, los accionistas que daban la cara de la empresa avencidada en la City de Londres, "El Águila"; los indemnizaron con la concesión de la Coca-Cola, para México y Centroamérica. Como cuento de hadas.
En el nefasto echeverriato la atracadora visible era María Esther Zuno de Echeverría, la "compañera", era rábano la señora, roja por fuera; provenía de una familia de políticos izquierdistas violentos, su padre un exgobernador come curas, y sus hermanos conflictivos, uno de ellos fue acusado de torturar a un agente de la DEA. En Jalisco los mas jóvenes del clan, tenían su pandilla: "Los Vikingos", que mantenía una pugna de porros, violenta con metralletas, contra los de FEG, que lideraba Carlos Ramírez Ladewig, también hijo de un gobernador. La banda de los Zuno formó mas adelante la guerrilla " Liga 23 de septiembre", con lo que quedó de su pandilla, ese grupo armado en el que figuraba, el hermano de la hoy jefa nacional de los Derechos Humano; fue el que ultimó a un empresario verdadero, Eugenio Garza Sada.
Pero regresando a la "compañera", ésta, fraguaba cenas mexicanas con aguas de frutas sin alcohol, y en el momento indicado, las invitadas otras señoras del patunflado nacional, que traían joyas hasta prestadas, para lucir adecuadamente junto a la primera dama; eran forzadas a dejar en la charola sus pertenencias y dinero en efectivo. Los recolectores eran oficiales del Estado Mayor.
En ese sexenio Manuel J. Clouthier, Margaín Zozoya y el propio Garza Sada, entre otros; hablaron fuerte y no se amilanaron ante el desquiciado Luis Echeverría. Se opusieron con firmeza, de todas maneras no los dejaron hacer negocios. El gobierno inventó sus propios ricos.
Con Salinas la simulación superó el atraco. Citaban a los magnates para aparentar que dejaban en la charola, millonarias sumas para el PRI. Los coordinaba Emilio Azcárraga Milmo, el que se autonombraba "soldado del Presidente", padre del Emilio de hoy. Después les devolvían los cheques que eran de hule, de chequeras en desuso. Pura imagen para que el gobierno sacara con confianza, el dinero del erario y que la gente según la especie, ingenuamente "creyera" que las lavadoras y televisores que se repartían, para votar por el partido del presidente, provenían de los ricachones. Nada más falso, nadie creía el cuento. Hoy les dan el dinero en abierto y en efectivo, bimestral o mensualmente.
El hecho es, que la economía se hunde y la seguridad está en manos de improvisados. No parece que hayan voces en el corto plazo, ni espacios para la dignidad; y, la empresa "México" no tiene asientos en el consejo de administración, solo hay una silla, del que la lleva a la ruina. Pero como dijo Churchill, de todas maneras al rato aparecerá el necesario choque, por ahora no hay varones a la vista. Lo que viene por difícil no será mas costoso, porque ya se habrá perdió algo que tiene mas valor: la diginidad.