Columna del 13 de abril del 2020
Gobernadores en rebeldía contra la centralización del dinero
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Siempre que se trata de política dice un proverbio estadounidense, se está hablando de dinero, y es obvio; son las herramientas de la política las que definen donde, cuando, con quienes y cómo conseguir dinero y son también esos mecanismos los que definen donde, con quienes , cuándo y en que gastar el dinero recaudado, por eso en cualquier país que tiene en la verdadera política un lugar de decisión, son los ciudadanos los que por medio de sus representantes hacen ese trabajo: fijar reglas para recaudar, para distribuir y para vigilar el dinero de los contribuyentes. Aquí, eso no es así. Con el PRI, con el PAN y con Morena, quien define todo eso, es el ejecutivo, por cierto, muy mal doctrinariamente y los congresistas tienen el papel de levanta dedos.
Es mas la única función importante de la cámara baja sería definir el presupuesto a conciencia, porque eso de elaborar las leyes tampoco se les da. Antes tenían en la cámara gente para eso, eran los plurinominales especializados en temas técnicos de la administración pública, pero ya hace rato que esas curules son para los cuates y queridas, o gente del género en ese foro de lucimientos y vanidades sin límite; así los proyectos de ley los hacen los de siempre las dependencias del ejecutivo, revisadas con lupa por Hacienda para que no se les pegue ningún peso adicional a los gobiernos estatales y municipales.
Se vive como muchos temas en México, un federalismo que de la letra de la constitución no pasa, porque a la hora de que los estados pudieran determinar su desarrollo, mediante un presupuesto suficiente surgen muchas controversias y sobre todo, la fuerza de la costumbre que fuera de México, todo es Cuautitlán, es decir hay un centro de poder y los demás son como se dice despectivamente: provincias.
Sin embargo a pesar de que desde la última Convención Hacendaria se plantearon asuntos de desequilibrio presupuestario, ya tenía la burocracia de hacienda un modelos, en el que si todos votaban incluyendo a los representantes de las cámaras y de los estados, de todas maneras el ejecutivo maniobraba para tener más votos y que todo siguiera como ha estado, el gobierno central maneja el 80% y más de los ingresos que recauda y le da a las entidades un 20% para que se repartan entre las 32, y a los casi dos mil quinientos municipios les toca el 20% a todos, del 20% de loas estados, mas un uno por ciento que también tienen, ese uno es entre los dos mil quinientos y el ¿80 por ciento papá? Es del centro.
Antes con los gobiernos seudo neoliberales se daba algo para los estados vía las aportaciones, así se le llama a otra bolsa de varios fondos que nunca, de los nuncas se aplican como se establece; y hay que perrearlos, aunque es la Federación, es decir el centro el que decide. Pero ahora con esta entelequia del cuarto atraco, nomás anotan que existen las transferencias, pero nunca les dan a muchos programas de los fondos recursos. El año pasado con el pretexto de que cancelaban programas dizque por corruptos, sin demostrarlo, se embolsaron la mitad de las aportaciones y los gobernadores como son queda bien, se quedaron calladitos.
Ese es mi México, decía el tal Rius, de súper machos.
Porque se quedó el centro, es decir Hacienda para la bolsa del presidente miles de millones, que nadie quiere hacerle la cuenta porque como lo cobarde se pega, se quedan callados. Pero afortunadamente el silencio se fue al cajón de lo inservible y los gobernadores empezaron a despertar, o al menos a hacer como que despiertan, les quitaron muchísimo dinero y nadie sabe a donde fue a parar.
El país quebrado con el cuarto atraco, porque le quitaron todo a los estados: seguro popular y las medicinas, dinero a las universidades, al campo lo dejaron en calidad de mendigo; a la pesca, nada; a las carreteras nada más a cuenta gotas, en agua, nada; en ecología igual y así me puedo ir mencionando el aparato burocrático inútil, y simulador que se hicieron de la vista gorda del dineral que se quedó sin ejercer: miles de millones que aparecieron en el presupuesto que Urzúa y Herrera deberían explicar a donde se fue. Se lo quedaron, pero donde está, a quienes se lo dieron, cómo, cuándo, donde y porqué.
Y entonces les cae el veinte a los gobernadores que les birlaron el billete que era para sus gobernados, porque ellos en sí, no lo manejaban.
En este panorama el gobernador de Jalisco, el de Nuevo león, el de Guanajuato, el de Chihuahua, no pueden hacerse que la virgen (Morena) les habla, y ya quieren se convoque a la enésima reunión con Hacienda que no afloja, siempre serán unos cancerberos para defender que los presidentes del PRI, del PAN y de Morena, hagan lo que quieran con el dinero de los contribuyentes. Esta vez quieren algo de fondo, ero no tienen esquema, no saben como zafarse bien, porque del dicho al hecho, se necesita un planteamiento bien pensado que debe confluir en un nuevo país, óiganlo bien; se necesita una nueva redistribución del poder en México, porque el esquema neoliberal como le dicen los chairos, o el rollo chairo como dicen los otros, lo voy a decir y estoy dispuesto a debatirlo: no sirve, los dos enfoques, son uno solo centralismo, con farsa federalista.
Eso duplica los gastos y hace irresponsables a los gobiernos centrales como a los subnacionales que se la llevan echándose la culpa.
Se necesita otro acuerdo nacional con base en lo que dice la Carta Magna, México es un país federalista no uno de rollos coyunturales y de calenturas verbales, el asunto es estructural, no de opiniones de viejitos de café de Macuspana, es uno serio.