Columna del 17 de mayo del 2020
La persistencia del capitalismo
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Decía el escritor neo marxista Emmanuel Wallerstein que la economía-mundo como sistema mundial se viene gestando desde el año 1450 aproximadamente, en otras palabras, el surgimiento del capitalismo como un sistema de alcance mundial tiene mas de 500 años de operación creciente y estructurada. Y va a seguir hasta el fin de la civilización.
En el siglo XIX muchos empezaron a tratar de revivir las utopías, calculando que un sistema político y social mejor, se podría idear a partir de la destrucción del sistema en boga, el existente: "el establishment".
Las corrientes anarquistas empezaron a influir en los jóvenes de Europa, hombres y mujeres para quienes las ideas destructivas suficientemente disímbolas, llenaban sus frustraciones que provenían de las consecuencias, jamás calculadas de la experiencia terrible de la primera revolución industrial. En ese contexto, el mundo occidental a la par de avances en la producción de cosas no comestibles, sufría una dislocación social que no había sido padecida en siglos, y su causa no era por las guerras, sino originada en el progreso.
Ese anarquismo espontáneo fue la llama que recorría a mediados del siglo XIX toda la civilización europea, desestabilizando el entorno político y social del continente y no solo eso, sino también las costas del Magreb y el Asia menor padecían el incendio de 1848.
Dice Wallerstein que esa pavorosa escalada continental fue la que Marx denominó como: "el comunismo", el fantasma que recorría Europa, haciendo estragos inimaginables. Estaba espantado el que fue después de ese impacto, el autor del manifiesto comunista. Vio una revolución que no tenía pies ni cabeza. Era la primera "revolución mundial" la de 1848.
En 1867 Bismarck entendió que el desorden tenía sus raíces en el cambio del sistema de producción industrial, del abrupto entorno de lo rural hacia los hacinamientos en los pueblotes, que no ciudades en el sentido urbano del término; y por el resquebrajamiento de la paz doméstica que se vio alterada por horarios sin fin, por condiciones de insalubridad, por la ruptura de la educación, anteriormente correlacionada a la religiosa en los poblados campesinos y porque nunca antes, algún estado se había ocupado de tener que reglamentar lo social.
Bismarck y por lo mismo Alemania, fueron los primeros en legislar sobre el tema; y a la vez se propuso la idea que el poder -incluso los socialdemócratas, los socialistas- podrían lograrlo por medio del voto. Lo que fue aceptado por todos los partidos digamos comunistas, hasta que, en 1917, el partido social demócrata ruso, los bolcheviques con Lenin a la cabeza, un agente pagado por Alemania para desestabilizar a Rusia, no acataron ese acuerdo e hicieron violento el arribo al poder. Y fundaron una tiranía que se cayó en el lapso de 1989-1991.
Es la rusa, la utopía que más ha durado y la que han copiado otros, y parte de dos mentiras: que el hombre es intrínsecamente bueno, aún cuando Jesús de Nazaret hace más de dos mil, dijo que lo malo del hombre no provenía de lo externo sino de su propio corazón; y segundo, que para ponerlo en esa perspectiva debe desaparecer todo lo anterior, para darle una forma diferente de pensar y como se va a resistir, o desaparece o se le fuerza a una nueva organización, que todavía no se sabe que es y como es. Violencia y dolor en aras de una fantasía que requiere mas fe que cambiar a voluntad las leyes gravitacionales.
Solo en el tercer mundo, en América latina, en África y a veces en España, las pasiones quieren que la realidad se vuelva esclava de la vagancia intelectual. Porque el mundo, muy campante sigue su marcha, tan persistente que la misma China es ultra capitalista, pero ultra comunista, sosteniendo las imposibles "contradicciones" en las que se basan los marxianos: el régimen chino es tal vez la peor tiranía en el orbe.
Y... ¿porqué persiste el capitalismo?
Sencillamente porque esto, lo que vivimos, no es el paraíso y nunca lo será. Y para negociar las cosas, no hay mejor que no tener un intermediario que las encarezca, a menos que ese intermediario me las facilite.
El gobierno que se quiere entronizar como un intermediario en todos los procesos encarece las transacciones, les resta libertad, porque se carga para favorecer a uno de los factores siempre, pero les cobra a los dos. Así de simple.
Y eso se viene arrastrando desde la independencia en el caso de México, porque antes se le pagaba a uno solo, a la casa de Contratación de Sevilla, que era el intermediario forzado, pero que te garantizaba producir en paz. Pero después a cada gavilla de "liberales" y de "conservadores" que impedían producir los bienes; y así siguieron los juaristas que les quitaron las tierras a las comunidades originales y de pasada al clero...
Con todas las atrocidades de los maestros rurales, de los militares sin carrera, que fueron los tiranos revolucionarios, de todas maneras, México, se fue acercando a la libre transacción, librando todos los intermediarios que dizque vendían protección.
Y ahora estamos ante el umbral de otro espectro de fantasías costosas, pero sus fracasos "concatenados", solo afianzarán los ideales capitalistas, y lo peor, son tantos los yerros los de los utopistas, de la filosofía de: "nos va a ir bien" que han hecho el milagro de ver los vicios del capitalismo como deseables.