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El Conflicto del Agua. Optar por la Paz

Columna del 14 de septiembre del 2020

El Conflicto del Agua. Optar por la Paz

Jorge Miguel Ramírez Pérezjmramirez5

 

Cada día el agua como elemento vital para la vida, se convierte en un bien escaso por el cual los seres humanos van a luchar y, de hecho, han luchado a lo largo de la historia. El desarrollo de la industria y sobre todo la concentración urbana que adiciona las consecuencias de la contaminación de las aguas, empeoran el espectro de la escasez del líquido.

Los sucesos de Chihuahua son un claro reflejo de que las necesidades de agua son crecientes. Además, se complican por la sequía, que le caracteriza a ese enorme estado, donde la Sierra Madre Occidental hace el efecto de barrera de contención natural a la llegada de nubosidades provenientes de la costa.

El conflicto que escala a lo colectivo y que arrastra implicaciones variadas que en su conjunto plantean un escenario de violencia, como ya se presentó durante la semana pasada, con la muerte de una persona, obliga a subrayar los principios de la naturaleza jurídica del agua en primer lugar, en segundo lugar, a partir de lo fundamental entender y canalizar las necesidades de los productores; y, en tercer lugar, reprogramar los compromisos ineludibles de los convenios internacionales suscritos por México. Como se ve, todo es importante.

Encima, además, está la coyuntura política, porque en los Estados Unidos tendrán elecciones en noviembre; y en México, muy cerca está la renovación del Congreso federal para el año que entra.

Particularmente, Chihuahua también tiene el cambio de gobierno estatal, del congreso local y de autoridades municipales. Lo político escala la peligrosidad de la inestabilidad, en un estado que en el pasado, ha sido vanguardista de luchas políticas, y que, siendo fronterizo, despierta intereses internacionales.

Por eso, si no se resuelve el asunto agotando las herramientas políticas del diálogo; se puede esperar que el contagio del conflicto alcance toda la zona centro norte y norte del País. De hecho, los gobernadores escindidos de la CONAGO, los de la Alianza Federalista, están en esa zona; formando geográficamente una región compacta. Los problemas que en el siglo XIX, generaron escisiones y la pérdida del territorio mexicano no se han ido, sorprendentemente están allí todavía.

Recurrir a la idea constitucional sobre el agua es ineludible y para dialogar debe entenderse por todas las partes del conflicto, porque el agua la necesitamos todos, no es opcional.

Y ese es el punto de partida, no hay otro: el agua compete a la Nación, así de claro. No es propiedad del gobierno, ni siquiera del Estado, no es tampoco de los usuarios, como dicen que se les roba; sencillamente el recurso constitucionalmente le otorga a la raza mexicana en su conjunto, el ministerio de administración. Ese es el principio. Lo demás deriva de esa roca conceptual.

Así que, poniendo los pies en tierra firme, no en el fango de las imprecisiones, se puede llegar a convenir que lo que la ley señala, de las formas de concesión, no propiedad; y de gestión normativa, no impositiva; y de los compromisos que como mexicanos en su conjunto, se tienen con otras naciones que también queremos cumplan. Todo en aras de la paz. Si no, es un diálogo de sordos y cada quien lleva agua a su molino, ¿no?

Los números deben ser precisos y técnicamente avalados por expertos de las partes en conflicto. Sin interpretaciones unilaterales.

Es mucho lo que hay que hacer en materia del agua y el agua hidroagrícola urge de un replanteamiento realista, no teórico; pero también, uno que, detenga el abuso del manejo del agua, que tiene también su mercado negro; y porqué no, es sabido que también el padrón de concesionarios sirve de cobertura y asiento de presiones de gente del crimen organizado que se ha colado a recibir los beneficios oficiales, trastocando los factores originales de los apoyos agrícolas e hidroagrícolas, muchas veces en manos de liderazgos parasitarios y opacos.

El agua no se puede ensanchar al gusto; y como la tierra la que es en verdad productiva, es finita; pensar de otra manera es absurdo. En ese sentido tampoco se ha avanzado suficientemente para tener un patrón confiable, actualizado de las condiciones del riego, de la organización de los usuarios en su papel de productores y sobre todo en los logros de la conservación y limpieza del preciado líquido.

Hay muchas burocracias municipales, estatales y federales pero pocos resultados en la mejoría del sistema de sustentabilidad del agua, que impliquen métodos y aplicaciones vernáculas no solo de fórmulas externas, que sirven, sobre todo, como referentes anecdóticos, y poco aplicables, para situaciones reales que tienen componentes de sustentabilidad, técnicos, y productivos, pero quiérase o no primordialmente políticos y en este caso hasta de política internacional.

A Donald Trump le urgen los votos de los granjeros estadounidenses que son cubiertos con los acuerdos internacionales del agua. A los productores mexicanos les urge garantizar el ciclo agrícola; a los funcionarios que se llenen formatos innumerables y trámites que los rebasan; al gobierno federal que se respeten los acuerdos internacionales y mantener la estabilidad social; a los políticos de partidos opositores al gobierno federal, demostrar que hay falta de tacto e incapacidad para resolver; y al crimen organizado que existan focos que distraigan a las fuerzas del orden para transitar sin impedimentos "a río revuelto".

Por ahora el gobierno estatal de Javier Corral ha abonado a su favor la imagen de ofrecer soluciones que, por cierto, legalmente no están en sus manos porque no tienen facultades los gobernadores para intervenir en las políticas de desfogue de las presas y menos en su cuidado, que, por cierto, deja mucho que desear.

En la grieta, ya se pronunció Maru Campos, la alcaldesa de Chihuahua en un video que la catapultó positivamente en el ánimo de la gente del norte. Es la candidata de Corral para sucederle.

Repito, a río revuelto, lo que urge es reacondicionar el cauce, ya; y optar por la paz.