Columna del 18 de noviembre del 2020
Le faltó tiempo a Trump. Y a echarse para atrás con lo del general Cienfuegos
Jorge Miguel Ramírez Pérez
El jueves pasado Donald Trump quería pasar a la historia atacando a Irán porque esa potencia como siempre pasándose de abusivos, estaban enriqueciendo Uranio por 2400 kg. ocho veces más que los 300 autorizados. La ONU a través del organismo que vigila esos procesos, fue la que informó.
Por supuesto que el Uranio en dirección a alcanzar un mayor calibre es para armas nucleares de propósitos devastadores. El acuerdo con Obama del 2015, lo suspendió Trump en el 2018, porque según él, tenía datos que le informaban que no lo respetaban los iraníaes.
Le faltó tiempo a Trump para darle un golpe con misiles o cibernético a la planta de Natanz, donde se procesa el equipamiento nuclear de Irán, como lo hubiera deseado.
El tema de los ayatolas fue recurrente y desde su campaña hace cuatro años había prometido que le iba a poner un estate quieto al gobierno de los clérigos musulmanes. No lo hizo en su momento y se le escapó la posibilidad de desatar un conflicto de proporciones mayores, pero a la vez, perdió la oportunidad de posicionarse como la mayoría de los presidentes estadounidenses, como un patriota en activo; echándole pleito a alguna potencia para sacar provecho de esa veta, que es el sentimiento de regir los destinos políticos del mundo, que todo ciudadano de ese país guarda en el fondo de su corazón.
De todas maneras, Trump como presidente, a escasos meses del inicio del nuevo mandato presidencial que oficialmente no se define, pero que la opinión pública le otorga a Joe Biden; va a intentar cumplir la promesa que hizo en el pasado también, de sacar por lo menos el 50 % de las tropas de EUA en Afganistán e Irak. En el primer caso, llevan más de 20 años estacionadas en ese territorio, que también significó en el pasado un serio debilitamiento del poder soviético. Sus asesores consideran precipitado que lo haga antes del 15 de enero.
Pero lo cierto es, que la mayor parte de los cambios en materia internacional que realizó Trump, desde que asumió la presidencia, no se pueden desechar tan fácilmente como suponen muchos de los demócratas.
Y tal como reproduce en una nota el Financial Times, Joe Biden no tiene los elementos para generar otros rumbos, o para devolverle a Estados Unidos, la política internacional que tenía antes de la llegada a Trump, porque mucha de esa producción era ineficaz y precisaba de decisiones que urgían para detener el desgaste que implicaba, por ejemplo: el apoderamiento de China de la deuda de Estados Unidos, su imparable piratería en todas las ramas industriales; los conflictos de Siria, la promoción del Estado Islámico; detener la fuerza de Hezbolá en Líbano y la urgencia de relevancia de Israel como eje en la zona; así como el crecimiento de la coalición de chiitas usando la facción del Yemen del Sur, entre algunos de los estragos heredados, por no señalar también la desconfianza de Erdogan el jefe turco y elemento sustancial de la OTAN, que le achacaba a Obama el intento de sustituirlo con un clérigo del tipo de los ayatolas.
Así que, con Biden no se sabe que sigue, pero se supone muy difícil sería reinstalar los proyectos de los hermanos musulmanes como activistas operadores del Medio Oriente, o el regreso de Inglaterra a la Unión Europea, por señalar dos asuntos.
Por eso me parece relevante que los apresuramientos en materia internacional no debían seguir pautas bajo presión de los medios a quienes Trump les disgustaba. La posición mexicana con todo y que fue criticada por los promotores del besamanos oportunista a Biden, no opinaban con la paciencia y reflexión que estaba en juego en la agenda bilateral.
Se vieron los mexicanos concentrados, -tal vez por esta ocasión solamente- en temas realistas y no en temas secundarios de buscarle caer bien a un líder político como si fuera ese propósito una estrategia central con el país mas poderoso, como si se guiaran esos factores sociales de manera determinante en el juego pesado de los intereses de las dos naciones.
Un asunto importante de esa agenda fue lo que ayer dio a conocer el Canciller mexicano Ebrad, referente a la furtiva aprehensión del alto mando mexicano, general Cienfuegos. El fiscal estadounidense Barr concretó el acuerdo con la Fiscalía mexicana, de ponderar el compartir esfuerzos, léase información precisa y relevante entre autoridades; aceptando de hecho, el carácter unilateral de la operación en el aeropuerto de Los Ángeles.
Creo que, si los acelerados hubieran sido escuchados, claramente les podrían haber dicho que se arreglaran con Biden, en detrimento de las relaciones de manera enfática.
Por eso la espera ha sido fructífera. Está en juego mucho. Finalmente para todo hay tiempo decía el Eclesiastés, el inquietante Quhlet.