Columna del 14 de abril del 2021
Morena no puede prometer nada concreto. El plan de Rocha es no tener plan
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Uno de los requisitos difíciles que siempre surgen en la presentación de proyectos es la definición y cuantificación de las metas, porque es mas fácil redactar o pronunciar pensamientos de ilusión, que definir con precisión ideas bien delimitadas y sus costos asociados; eso entraña hacer números y formular conceptos que partiendo de la realidad hacen trizas las buenas intenciones aparentes.
Por eso cuando se tiene el poder o se quiere lograr, nadie repara en ofrecer lo que sea, con tal de que el elector se imagine lo mejor de esas propuestas difusas.
Si hiciéramos un balance de promesas en los pocos días que van de campaña nos podríamos enterar que muchos candidatos no se comprometen, solo exponen vaguedades y palabras huecas que cada quien interpreta como quiera, pero que en sí mismas, nada dicen de concreto o de seriedad.
Es el caso de Rubén Rocha Moya, el candidato de Morena-PAS, afirma que con él habrá oportunidades, pero no dice en que consisten ni una sola de esas nuevas oportunidades. Es un secreto, tan oculto, que nadie sabe, ni él mismo.
Y es comprensible porque no tiene absolutamente ningún plan. Sencillamente no le interesa el voto, porque trae el respaldo de los poderes oficiales y punto. ¿Para qué más?
A Rocha lo apoyan los exgobernadores, todos, de una u otra manera, el presidente y un gobernador exclusivamente interesado en tener diputados locales que no cuestionen los números de su gestión. De hecho, un compañero de gabinete de Rocha, surgió como si fuera espontáneo, con la encomienda de quitarle votos al priísmo de Culiacán; y otra relevante funcionaria del actual gobierno, para restarle a la alianza Va por Sinaloa, según el plan, los votos de las mujeres tricolores. Ella, además, es auspiciada por un clan cacical como todos, emergidos del viejo priísmo que, a falta de proyecto, lo suyo es aferrarse a la ubre presupuestal con todo y parentela.
Rocha es el prototipo de la vieja clase política, no por su edad, sino porque sus alcances están idealizados en el siglo pasado. Control porril de las universidades con Cuén; e invasores de predios a la carta, como ha sido Serapio Vargas, su mas cercano consejero.
Así lo han constatado los morenistas, que salen sobrando ante el desplazamiento de priístas. Creían que inauguraban una nueva clase política y la realidad los ubicó. Ahora todos los que vociferaban contra Gerardo Vargas, el aliado de Rocha, ya están maiceados por él, al estilo del más rancio priísmo.
Pero amigo lector no se crea que Rocha no tiene ideas, las tiene y son las de Carlos Marx el sujeto que, de siete hijos, cuatro se murieron de hambre y dos se suicidaron. Este filósofo de resentimientos quería la destrucción de los empresarios. Rocha, fiel a su doctrina, cuando lo invitaron los empresarios sinaloenses de la COPARMEX se negó, porque aseveró que él no tiene nada en común con ellos.
Pero la principal razón por la que Morena no tiene propuestas claras aparte de las dádivas que ya otorgaba Peña Nieto, y que ellos pomposamente le llaman programas cuando no los son (los programas tienen metas a largo, mediano y corto plazo, y características que carecen los mini moches electorales), es que Rocha no puede planear nada que no se lo autoricen del Centro. Nada, primero, porque debe consultar cualquier compromiso aún estatal, porque se trata que los estados anden parejos en penurias. Es el plan mayor.
Por eso el 40% del dinero de los estados ya no llega. Es el gasto que se le decía federalizado y que ejercía el gobierno central en los estados; y en las delegaciones federales, hoy muertas, era donde se tramitaban las inversiones y programas sectoriales. Hoy ya no se tramitan, punto.
En segundo lugar, falta que si llega a ganar Rocha le manden de México a los principales funcionarios y sus proyectos personales. Porque así le han hecho en todos los estados donde Morena ganó.
En Veracruz, con 8 millones de habitantes, les impusieron como secretario de Gobierno a un sujeto que era director de una dependencia en Mulegé, un municipio de 60 mil habitantes en Baja California Sur. Metieron en todas las áreas funcionarios de Tabasco, de Ciudad Nezahualcóyotl, etc.
En Sinaloa así le hicieron al actual senador de Morena, Raúl Elenes que como director de CONAPESCA le mandaron del centro a todo el cuadro. Así que Gerardo y Serapio Vargas, como Melesio Cuén, o Sergio Torres y Rosa Millán, ni crean que van a ser estrellas del gabinete.
La prueba de que no les tienen confianza en México a los de Morena locales, es que no los han dejado ni siquiera tener un comité partidista
Y tienen razón los del grupo cercano a Palacio Nacional, cuando dicen que tienen que acatar todo: "ellos no son nada, ganan por Andrés, no por ellos." Y tienen razón. Por eso el plan de Rocha es no tener plan.