Columna del 29 de septiembre del 2021
Oposición sin opositores IV
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Y no necesariamente hay que ir a una guerra civil como dicen los zapatistas obnubilados por la yerba, "puff... the magic dragon", la brújula les falla como a los soldados que estaban hasta atrás, cuando cruzaron a El Paso, Texas, según esto sin saber por donde andaban. Las fuerzas armadas en el mes patrio.
Ni tampoco apoderarse de las empresas trasnacionales y las nacionales buenas, para saber que hay un socialismo silvestre en movimiento, que se comporta de manera improvisada y cirquera. Simplemente es otra variante.
Pero son igual de violentos para matar civilmente a los verdaderos opositores, para acallar cualquier voz independiente que acabará en los gulags virtuales de la cuarta calamidad. Porque, dicho sea de paso, si se estudia objetivamente la historia de México, ya ha habido tres calamidades previas, pero ninguna con tantos daños, que a primera vista no ven los miopes.
Decíamos que en México es la izquierda la que gobierna, o lo que para algunos nos parece un desgobierno; porque antes, lo que se tenía era una izquierda de intelectuales, catequizados en las diversas interpretaciones idealistas entorno a la social democracia europea. Por eso eran aparentemente distintos con los de hoy. Los había desde un Porfirio Muñoz Ledo, que usufructuó mucho tiempo, la conexión con la Fundación alemana Friedrich Ebert; o Carlos Salinas, con su proyecto de "Democracia Social" (invirtiendo las palabras, se le secó el cerebro); había gente con nexos soviéticos como la familia de Lombardo Toledano, los Martínez Verdugo y Carlos Cárdenas, asiduos a los reventones en Crimea, a las orillas del Mar Negro.
Estaba y sigue, la nueva izquierda de Open Society, del magnate desestabilizador George Soros, en la que se han formado: Jorge Castañeda, la señora Olga María Sánchez y un largo etcétera. O izquierdistas incondicionales de los demócratas estadounidenses, como: Lázaro Cárdenas, Mario Ramón Beteta, Hugo Margaín, Manuel Camacho, y hoy Marcelo Ebrad, con el resto de la comentocracia mexicana... todos esos eran los del poder izquierdista en México, los sobresalientes cuatachones de Felipe González, como Carlos Slim que lo financiaba.
Y no cabrían en éste y cinco artículos más para adjudicarles en alguna lista de la izquierda intelectual a la mayoría de los funcionarios del PRI e incluso del PAN.
Por eso en el 2018 votaron todos por López Obrador. Creían que serían la élite de ese régimen. Craso error.
Fuera de algunos como Marcelo Ebrad padrino inicial del Obrador beligerante, el que amenazaba destruir pozos petroleros, no entendieron que la corriente del ahora jefe del socialismo mexicano, era propia de un tipo pragmático, que no podría sostener una plática con los diletantes de la izquierda nice, en cambio se entendería entre los hijos de la movilización, los parias que llegan a príncipes, como los de Nicaragua, Venezuela, Bolivia o de perdida con los pequeños burgueses, embozados en disfraces de carpa, como los nefastos hermanos Castro, para quienes el diálogo populachero, los dichos callejeros, las consejas de viejas, eran y son el alma de su filosofía arrabalera.
Uno de los pocos del PRI que pensaban en el futuro político de México, Jesús Reyes Heroles, planeaba una liga ideológica que enriqueciera la participación política del país, con la salvedad contradictoria de no ceder poder. Vinculando desde las instituciones de educación superior un esquema: los egresados de la UNAM llevarían la batuta nacional con el PRI. Los del Instituto Politécnico sería el semillero de la izquierda de tipo cardenista; y la derecha estaría en el PAN, surgida de la educación particular. El Plan fue el eje de la LOPPE, la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales de 1977 que incluyó también, partidos satélites para ese propósito. El problema es que no salió como don Jesús esperaba.
Los izquierdistas-porros, una modalidad que no estaba en el esquema, se apoderó de la UNAM hasta hoy. De allí son: Sheibaum, Imaz, su ex marido; Batres, y otros reventadores de la educación superior, aliados a los radicales del sindicalismo universitario. Claro que hay cotos como el Instituto de Investigaciones Jurídicas donde está el grupo del exrector Jorge Carpizo donde han surgido procuradores como: Diego Valadez, Jorge Madrazo o como el consejero del INE, Lorenzo Córdoba, pero aún ahí, tienen incrustado a John Ackerman, esposo de la exsecretaria de La Función Pública, Eréndira Sandoval, funcionaria de la UNAM e hija del promotor de movimientos extremistas en Guerrero, el fallecido Pablo Sandoval.
De hecho, la educación superior está en manos de la izquierda, aún el CONACYT, que hoy está en disputa entre los socialistas exquisitos apoderados de la institución, y los comunistas burdos del actual régimen, que los envidian por su vida de lujos. Por eso la productividad intelectual no se puede medir en el rasero de los resultados de las aportaciones al conocimiento, a la ciencia y a la tecnología; sino por la extensión de la verborrea incendiaria.
El IPN quedó en manos de otros porros, "el Johny" y su pandilla determinando igual: plazas, canonjías, becas, viajes, exactamente como otras universidades: la de Hidalgo manejado por la "Sosa Nostra" o la de Guadalajara por Raúl Padilla, hoy revestido de honor por la Feria Internacional del Libro y la de Sinaloa, por Melesio Cuén, próximo secretario de Salud en el gabinete estatal. Solo por mencionar a algunos notorios.
¿Y la derecha apá?
Se quedó fuera porque las instituciones particulares son apolíticas menos el vapuleado ITAM, que es de la izquierda progres vulgarmente conocida como neoliberal, es decir proponen tutelar a los marginados con los programas del Banco Mundial e incrementar el control financiero del estado. Porque el Tecnológico de Monterrey y cientos de universidades privadas no promueven la formación en defensa del mercado, de la propiedad, de la vida y la familia, ni en contra del desequilibrio del poder del estado y de sus afanes concentradores e invasores de otras esferas de la vida humana.
Instituciones como la Universidad Iberoamericana de raíz jesuita es, desde el aggiornamiento, el semillero mas notable de la "Teología de la Liberación" la doctrina de la guerrilla con bendición clerical, lo mismo sucede en el ITESO, donde sus rectores son instigadores cotidianos de odios.
Escuelas de periodismo como la Carlos Septién de raigambre panista, son ahora sucursales de la enseñanza marxista de la vida.
Un ejemplo del desdibujamiento del PAN acaba de suceder. Los diputados del PAN en Querétaro que se creía no votarían por el llamado matrimonio homosexual, por órdenes del gobernador que también tiene su coranzoncito y debe querer hueso, votaron a favor de esa emblemática decisión en un estado que se suponía no era de izquierda.