(Noticias MVS) Después un viaje que inició hace una década, la sonda Rosetta realizará mañana la más compleja maniobra de ingeniería en el sistema solar, cuando trate de bajar, desde una altura de 22 kilómetros, al módulo Philae sobre la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Nunca antes en la historia de la investigación espacial se había intentado algo parecido.
De confirmarse esta noche que las condiciones son adecuadas para la maniobra, la nave espacial liberará mañana al módulo alrededor de las 08:35 GTM, en un proceso de 7 horas para aterrizar en el cometa, que se mueve 40 veces más rápido que una bala en movimiento, girando, expulsando gas. El punto primario para que Philae descienda es el “J”, llamado Agilkia, pero existe un plan “b” si las condiciones no fueran propicias en esta área, que podría esperar con rocas, grietas, desniveles y probablemente mucho polvo, al módulo.
De cambiar el lugar de aterrizaje, la maniobra se retrasará alrededor de seis horas, pero una vez que la nave desprenda a su pasajero ya no habrá marcha atrás y no sabremos si se mantiene a salvo, y se posó correctamente sobre la superficie de la roca, hasta 28 minutos 20 segundos después, tiempo que tarda en viajar la señal entre las naves y la Tierra en una distancia mayor a los 500 millones de kilómetros, en algún sitio entre las órbitas de Marte y Júpiter.
“Philae es autónomo, pero no tiene forma de propulsión y sólo tiene unos retrocohetes que empleará cuando se pose sobre la superficie, lo empuje y evite que rebote contra la roca”, señala Alberto Flandes, investigador del departamento de Ciencias Espaciales del Instituto de Geofísica de la UNAM, quien colabora en la misión.
“Una vez que sea soltado por Rosetta ya no hay forma de maniobrarlo, por lo que Philae deberá bajar cuando estemos seguros de que el momento y la trayectoria que tomará es la mejor”.
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