(Proceso) El presidente de Uruguay, José Mujica, evitó pronunciarse sobre el caso Ayotzinapa luego de que hace algunas semanas declaró a la revista Foreign Affairs Latinoamérica que la desaparición de los estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos daba la sensación de que México “es una especie de Estado fallido”.

Luego de recibir de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) de la Universidad de Guadalajara la presea “Corazón de León”, el mandatario dijo que una declaración suya en nada resolvería el problema de Ayotzinapa.

“Señor es una tradición del pueblo mexicano porque yo tuve compatriotas que vivieron años acá que fueron compañeros míos, donde México le decía te amparamos, tienes casa, tienes comida, oportunidad de trabajo, pero no vengas de afuera a meterte en nuestras cosas”, sostuvo.

Y abundó:

“Yo como jefe de Estado no debo de darle manija a las contradicciones y a los dolores del pueblo mexicano, porque en nada contribuiría a solucionar el problema de fondo y lo único que haría sería multiplicar el dolor de las contradicciones que tienen hoy. A México sólo le digo ten mi abrazo y mi solidaridad, estoy contigo, a todo México, a su gobierno, a su pueblo, a su gente, a los que están a un lado, a los que están al otro, es mi deber porque de lo contrario sería dar manija”.

Mujica enmendó la declaración que hizo anteriormente en la entrevista y repuso que “Estados fallidos” son un poco todos los países de América Latina porque cada vez tienen más presos y el narcotráfico “se mata de risa de todos nosotros”.

Luego se refirió a la legalización del consumo de mariguana durante su mandato como una medida para robarle el mercado al narcotráfico.

“Si tú quieres cambiar no puedes seguir haciendo lo mismo porque luego de 50 años de fracaso alguna otra cosa tenemos que aplicar. Yo le pido a la gente que se informe qué pasó en Estados Unidos cuando en la década de los 30 se les ocurrió prohibir el alcohol, vayan a ver las películas de Eliot Ness, acuérdense de Al Capone y verán que cuando se prohíben son mucho peor”.

No obstante, el mandatario recalcó que en ningún momento se sintió afectado por lo que declaró porque dice lo que piensa y no cree en la política de represión.

Destacó que lo ocurre en México ha pasado en la mayoría de los países de América Latina porque es el continente más violento y 41 de sus ciudades están clasificadas como las más peligrosas del mundo.

El mandatario dio una conferencia que conmovió a los asistentes y arrancó sendos aplausos, la cual se realizó en el auditorio Salvador Allende del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, que lleva el nombre del presidente chileno en honor a una visita que realizó en 1972.

El rector de la casa de estudios, Tonatiuh Bravo Padilla, recordó que desde aquel lejano diciembre no habían tenido la presencia de un jefe de Estado con el mismo carisma, “digno exponente de la tradición política y la tradición latinoamericana”.

“Yo sé que pasan por un momento difícil, yo sé, pero miren un cacho para atrás los que les dieron patria, los que pasaron, aquellos campesinos analfabetos, heroicos, que dieron el nacimiento este país. Quiéranlo, siéntanlo, no se puede luchar por algo que no se quiere, y los seres humanos necesitamos querer cosas, comprométanse, quieran a su pueblo, es el único que queda cuando nos vamos, con todos los defectos que tenes (sic), no le ahorren energía”, afirmó Mujica.

El galardón que recibió el presidente uruguayo ha sido entregado anteriormente al poeta Javier Sicilia, al obispo Raúl Vera y al padre Alejandro Solalinde; al rector de la UNAM, José Narro Robles y a la periodista Carmen Aristegui.

Mujica llegó a Guadalajara procedente de Cancún donde atestiguó el hermanamiento de este destino playero con el de Punta de Este como centros turísticos.

El lunes y martes próximo el mandatario uruguayo participará en la  XXIV Cumbre Iberoamericana, a celebrarse en Veracruz.

La presencia de Mujica motivó un fuerte dispositivo de seguridad dentro y fuera del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades.

El campus fue acordonado varios metros a la redonda por elementos del Estado Mayor Presidencial y de la Policía Federal.

Se establecieron controles de acceso con arcos detectores de metal, y a un sector de la prensa que no se acreditó previamente le fue impedido el ingreso.

La mala planeación del evento ocasionó que los reporteros tuvieran roces verbales con los organizadores, quienes intentaron levantarlos de su fila de asientos para presuntamente acomodar ahí a los rectores de los centros universitarios de esta casa de estudios.