Por Silvia del Valle
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http://www.tipsmama5hijos.com
El Papa Francisco nos dijo aquí en México que una de las trampas preferidas del demonio es la resignación ya que nos paraliza y además no nos deja hacer camino.
Por esto es importante que eduquemos a nuestros hijos y fortalezcamos su voluntad para evitar a toda costa caer en la resignación, por eso aquí están mis 5Tips.
PRIMERO. Que tus hijos te vean que no te das por vencido.
Nuestras acciones educan más que nuestras palabras y es importante que tengamos claro que educamos en todo momento, aún cuando no tengamos el propósito de hacerlo.
Es por esto que nuestros hijos siempre deben ver en nosotros una actitud de superación constante y de trabajo continuo para conseguir nuestras metas.
En muchas ocasiones nuestras acciones les dicen más que nuestras palabras.
SEGUNDO. Si caes, levántate lo más pronto posible.
Claro!!! ¿De que les sirve a nuestros hijos ver a padres perfectos, imposibles de alcanzar o imitar?
Lo que necesitan es ver a papás que son humanos y que se equivocan y a veces caen en errores, unos sencillos y otros graves, pero que se levantan lo más pronto posible de ellos y retoman el camino.
Esto es más valioso que mil palabras. Con estas actitudes se logra formar el carácter de nuestros hijos y templarlos para librar las más fuertes batallas de la vida.
Con mis hijos cuando cometen algún error, primero los llamamos en privado para corregirlos ahí, sin que los demás puedan escuchar ya que esto les puede dar mucha pena. Después les pedimos que piensen como pueden corregir el error para seguir adelante.
Dependiendo de la edad, ellos solos logran sacar conclusiones y si están muy pequeños los guiamos para que entiendan las cosas.
Solo es cuestión de paciencia y una buena comunicación.
TERCERO. Explícales que lo es bueno ser tercos pero hay que ser tenaces.
La terquedad es un vicio, la tenacidad es una virtud y la diferencia entre las dos es que la terquedad te hace seguir adelante a pesar de que lo que quieren no te hace bien y la tenacidad te hace seguir adelante a pesar de las adversidades para cumplir la meta que te haz puerto.
Debemos explicarles esto a nuestros hijos y debemos ayudarlos a cultivar esta virtud ya que les será útil durante toda su vida.
Tengo un hijo que desde pequeño ha sido muy terco y hemos tenido que enseñarle a ser tenaz para evitarle muchos golpes en la vida.
CUARTO. Que aprendan de sus errores.
Cuando no aprendemos de nuestros errores simple tente nos quedamos frustrados y con gran enojo contra la vida y contra Dios por no permitirnos lograr lo que queríamos.
Pero si enseñamos a nuestros hijos que de los errores se aprende, estaremos logrando cosas grandes porque entonces cada vez que se equivoquen tendrán una oportunidad de oro para crecer y ser mejores personas.
Esto les dará una perspectiva diferente y un panorama mucho más amplio en la vida.
Y QUINTO. Que tengan claro a dónde quieren llegar.
Si no tienen una meta en la vida es muy probable que la resignación llegue muy pronto y que ellos no puedan vencerla porque no saben a dónde quieren llegar.
Es por esto que debemos enseñarles a nuestros hijos cuál es la meta en la vida y trabajar siempre para conseguirla.
Pueden haber muchos tipos de mentas y todas pueden ser válidas, pero es importante que como familia nos pongamos una meta y vayamos involucrando a nuestros hijos para que la hagan suya.
Con esto no quiero decir que se las impongamos y que no pueda cambiar confirme nuestros hijos vayan creciendo, pero si digo que si logramos enamorar a nuestros hijos de esa menta, ellos también trabajarán por alcanzarla.
Por ejemplo, hay metas materiales como puede ser tener éxito en el trabajo o llegar a tener una gran fortuna. Hay metas de salud, como lograr tener siempre una salud impecable y llegar a correr maratones y además ganarlos.
Pero también hay metas trascendentes, como lograr tener hijos virtuosos o tener una familia que su meta sea llegar al cielo.
Cada familia decide que meta se puede poner, pero es necesario trabajar para que, en familia, alcancemos el logro de la meta y de esta forma no permitamos que la resignación nos gane.