Por Silvia del Valle
@TipsMama5Hijos
@SilviaMdelValle
Es una pena que lleguemos a hacernos esta pregunta, pero yo creo que más de una vez ha pasado por nuestras mentes en estos últimos días.
La honradez es una virtud que debe ser inculcada en nuestros hijos desde muy pequeñitos, pero que poco a poco se va olvidando por la vida cotidiana y por que la sociedad nos va imponiendo modas anti valores que se vuelven una carga muy pesada de llevar.
En nuestro querido país y en el mundo entero, los indices de corrupción han crecido desproporcionadamente y no se ve como pueda tener solución este grave problema, pero nosotros los padres de familia tenemos la posibilidad de cambiar las cosas, educando a nuestros hijos en la virtud de la honradez e imprimiendo en ellos el sello de la autenticidad, es decir, que actúen por que es lo correcto y no por lo que hacen o dicen los demás.
Por eso hoy de dejo mis 5Tips para educar a nuestros hijos en la honradez.
PRIMERO. Que quede claro en que consiste la honradez.
Primero nos debe quedar claro a nosotros y después a ellos. Si nosotros somos honrados nuestros hijos aprenderán que así se debe vivir, pero si nos ven dar mordidas, pagar cuotas y hacer trampa, creerán que eso es lo correcto y estaremos formando a un delincuente en potencia.
La honradez no es otra cosa más que ser absoluta y completamente sincero sobre todo contigo mismo para así poder reflejarlo ante los demás. Tener pureza de intención y rectitud de acción.
Con mis hijos les hemos explicado con claridad en que consiste la honradez y es increíble ver como ellos son capaces de detectar cuando alguien no esta actuando honradamente.
Es cuestión de practica y paciencia para formar en nuestros hijos la virtud.
SEGUNDO. No permitas que lleven a casa cosas que no son suyos.
Esto es el principio de la honradez, desde pequeñitos es necesario que comprendan que las cosas son así. Nada que no le hayan dado sus papás o algún conocido debe entrar a la casa.
Para los pequeñitos es muy fácil pensar que pueden tener lo que quieran a la hora que quieran, pero es importante que comprendan que no es así y nosotros podemos ayudarles sin evidenciarlos o incomodarles porque no se trata de apenarlos, se trata de educarlos y corregirles con amor y caridad.
Cuando los pequeños llevan a casa algo que no es suyo, nosotros debemos hacerles ver que no es suyo y ayudar a que corrijan el error que han cometido.
A veces es muy latoso y cuesta mucho trabajo lograrlo, pero es muy importante formar la conciencia de nuestros hijos para estar alineados a la honradez y no a la corrupción, porque este es el camino más fácil, el que cuesta menos y que nos da muchos benefician porque no tengo que preocuparme de nada.
TERCERO. La pureza de intención es importante.
Como su nombre nos dice, es importante hacer todas las cosas para el bien y no para sacar algún fin propio o con alguna doble intención. También es necesario que todas nuestras acciones estén ordenadas a la justicia y a la verdad.
Cuando no tenemos pureza de intención podemos decir que el fin justifica los medios pero esta frase no es muy adecuada, en realidad, es perversa porque le da cabida a actos ruines y atroces que se quieren justificar.
Debemos enseñarles a nuestros hijos a actuar con pureza de intención y a ofrecer todo sacrificio que se deba realizar para actuar conforme al bien, la justicia y la verdad.
Cuando está pequeños es bueno explicarles todo esto y conforme van creciendo es bueno recordarles lo que significa tener pureza de intención ya que así se formará la virtud y después actuarán conforme a su conciencia y no conforme a las circunstancias se les presenten.
CUARTO. Enséñales a obrar con sabiduría.
La sabiduría es un don del Espíritu Santo y también es necesario que nuestros hijos aprendan a aplicar a la vida cotidiana. El que la tiene, es capaz de actuar rectamente y tomar decisiones adecuadas, es más, las mejores decisiones en su vida para orientar todo al bien, la justicia y la verdad.
Pero cuando falta, entonces llegan la soberbia y la avaricia que rigen la vida de la persona y lo hacen realizar actos ilícitos que solo lo llevan a la corrupción tanto física como moral.
Si enseñamos a nuestros hijos a se honrados los estamos armando para la vida y para navegar por el mar de la sociedad que lleva consigo corrupción, violencia y odio por la familia, en general.
Para lograr que nuestros hijos actúen con sabiduría es bueno que desde pequeños les enseñemos a discernir que es lo mejor en cada situación, tomando en cuenta todas las partes del problema, reflexionando sobre cual de las posibles soluciones es la que mejor queda en cada caso y por último, actuando conforme a lo que se discernió, sin pena de llevarlo a cabo.
Y QUINTO. Que todo vaya acompañado de la prudencia.
La prudencia es otra virtud que debe estar presente en la vida de nuestros hijos y en la nuestra también. Nos permite tomar decisiones adecuadas a los diferentes momentos de la vida, es quien regula si debemos hablar o callar, si debemos hacer o no.
Si somos prudentes es muy probable que seamos capaces de dejar pasar el primer impulso para actuar y lo hagamos conforme a lo que la sabiduría nos dice.
Para nuestros hijos esto puede ser difícil de lograr porque mientras son más pequeños, son más inquietos e impacientes, es decir, quieren todo al momento, porque no saben que si esperan no pasa nada; es por esto que debemos educar y entrenar a nuestros hijos en la prudencia y nosotros ser coherentes con lo que decimos.
Recordemos que se educa con el ejemplo y nuestros hijos están siempre atentos a lo que nosotros hacemos para imitarnos, porque estamos formando la conciencia de nuestros hijos y el termómetro que tienen para medir lo que es bueno, lo que es malo, lo que se debe y lo que no se debe, somos nosotros con nuestras acciones.
Ojalá que podamos ser ese modelo que ellos necesitan para aprender a actuar con honradez y sabiduría y así lograr que sean hombres y mujeres de bien, que no les de pena ser auténticos y que den testimonio de que se puede tener una vida virtuosa en medio del pantano de corrupción que la sociedad actual nos ofrece.