Por Silvia del Valle
@SilviaMdelValle
@TipsMama5Hijos
En estos días en que me enteré del fallecimiento de un seminarista, un joven que sabía a dónde se dirigía y tenía bien claro cuál era su meta, me movió a analizar sus últimas palabras en las redes sociales: "Aunque falle Tu no fallas. ¡Déjame ir contigo Señor!
Es asombroso cómo, con el correr de los días y la vida cotidiana, perdemos el sentido trascendente de la vida y vamos por el mundo solo haciendo lo que se puede con lo que se tiene, sin dar el ciento por uno.
Por eso aquí te comparto mis 5Tips para educar en nuestros hijos en lo trascendente y que puedan tener los pies en la tierra y el corazón en el cielo.
PRIMERO. Que no se aferren a las cosas materiales.
Si nos apegamos a lo que tenemos en esta vida es muy probable que nos pasemos la vida cuidando esos bienes.
Pero si tenemos una conciencia clara de que las cosas son pasajeras y que están para solucionar males, seguro que podremos poner nuestro corazón en las cosas trascendentes porque donde está tu corazón está tu tesoro.
Si logramos educar a nuestros hijos de esta forma los estaremos armando para la vida porque ellos sabrán que no importa lo que tengas, valemos por lo que somos y debemos estar siempre dispuestos a cambiar y dejar algunas cosas para tener otras mejores.
Con nuestros hijos pequeños podemos ponerlo en practica acostumbrándolos a que presten sus juguetes o que compartan sus dulces.
Con los adolescentes podemos hacerlo permitiendo que vayan de misiones o que asistan a algún asilo u orfanato.
Y nosotros debemos darles ejemplo al no estar aferrados a ningún vicio o a tener el coche del año y el celular de ultima generación.
Recordemos que el ejemplo es más fuerte que todas las palabras que les podamos decir.
SEGUNDO. Que pongan su felicidad en lo que no se acaba.
Si se acostumbran a ser felices por lo que tienen entonces serán infelices el mayor tiempo de su vida porque es muy probable que no puedan tener todo lo que quieres.
La vida es así, las cosas que valen la pena cuestan trabajo y solo así se aprecian, por eso es muy recomendable no darles a nuestros hijos todo lo que nos pidan, aún cuando tengamos la capacidad económica para hacerlo.
Y que decir si para cumplirles sus caprichos tenemos que endeudarnos y pasar estrecheces familiares.
Es importante que nuestros hijos sepan valorar lo que tiene y sobre todo que pongan su felicidad en lo que no se acaba como es el Amor de la familia, una buena amistad o el ciudad de los papás.
De esta forma no importará si tenemos o no lo que está de moda, importará si tenemos cerca a las personas que amamos y podemos convivir con ellas.
O si podemos realizar las actividades que más nos llena el alma y que nos general gran felicidad.
TERCERO. Que busquen el lado bueno de las cosas.
El mundo actual nos invita por todos los medios a ver solo lo que está mal y a ser pesimistas.
Es más fácil ver lo malo pero es mejor ver lo bueno y lo que trae como consecuencia.
Debemos enseñar a nuestros hijos a sacar el lado bueno y positivo de las cosas y a ofrecer lo malo y lo que nos hace sufrir.
Así le podemos dar un sentido trascendente al dolor, al sacrificio, a lo que nos cuesta trabajo y lo que no nos gusta. Y esto es muy formativo ya que moldea el carácter y les da temple a nuestros hijos.
CUARTO. La caridad ante todo.
Es importante también que nuestros hijos vivan la caridad para ser personas de bien.
La caridad todo lo persona y justifica, por lo mismo nos permite ver el lado bueno y bello de las cosas y sobre todo a hacer empatía con los demás.
De esta forma podemos poner nuestro corazón al servicio de los demás y también está es una forma real de ponerlo viendo al cielo.
Si logramos hacer las cosas con caridad y desde la caridad, entonces estamos haciendo las cosas a lo Divino.
La caridad no es otra cosa que el Amor y el Amor nos debe mover para que el mundo cambie y permita tener presente lo que es trascendente.
Y QUINTO. Que busquen ser sal de la tierra y luz del mundo.
Sobre todo, estamos llamados a participar. No se puede ser luz si estamos guardados en nuestra casa y nunca compartimos con los demás.
Es necesario que eduquemos a nuestros hijos para dar testimonio de una vida de valores y virtudes, es decir, que si se puede vivir con los pies en la tierra y el corazón en el cielo, anhelando un día ganar la corona de la vida eterna y llegar a decir, como lo hizo el seminarista, "Yo falló, pero Tú no fallas. ¡Déjame ir contigo Señor!