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La verdadera educación se da en Familia

dia-de-la-familiaGPor Silvia del Valle

Con  esto de las marchas y plantones de los maestros,  me he puesto a pensar en todos lo problemas que nos han traído y la verdad es que eso no es lo que quiero que mis hijos aprendan.
Y también me pregunto ¿con qué autoridad enseñarán civismo y ética? Lo bueno es que la educación, la verdadera educación, la reciben los niños de nosotros sus papás y se da en la familia. Lo que reciben en la escuela es la instrucción académica.
Claro que educar en valores y virtudes no es tarea fácil, por eso aquí les dejo 5 tips, sencillos y básicos, para lograr una buena educación de nuestros hijos.
PRIMERO. ENSÉÑALES LAS PALABRAS MÁGICAS
La mayoría de los niños de ahora se olvidan de decirlas y por lo mismo exigen cosas aunque no tengan la razón, por eso de adultos no respetan a los demás y no les importa dañar las cosas con tal de salirse con la suya…
Pero ¿cuáles son esas palabras? POR FAVOR y GRACIAS.
Con mis hijos he tenido mucho cuidado de que las digan y si en algún momento se les olvida, no dudo en hacérselos ver, no importa que estén presentes otras personas ni tampoco importa que mis hijos ya tienen 13 o 14 años.
Si dicen por favor y gracias, los estamos acostumbrando a los buenos modales y por lo mismo, a tener normas básicas de civismo.
SEGUNDO. ACOSTÚMBRALOS A LA TOLERANCIA.
¡Claro! Nuestros hijos deben aprender a esperar su turno y a escuchar a los demás. ¿Cómo? Bueno, podemos empezar por hacer que nuestros hijos participen de las conversaciones familiares y que no arrebaten la palabra.
Con mis hijos, también busco que esperen su turno para escoger el helado que van a querer o para tomar las tortillas a la hora de la comida.
Si logramos que nuestros hijos esperen su turno, evitaremos que cuando crezcan, traten de atropellar a los demás para lograr lo que quieren.
TERCERO. LA VERDAD ANTE TODO.
Otra de las cosas que es básica en la educación de nuestros hijos es que nos digan la verdad, sin importar que tan grave sean las cosas. Si fomentamos las mentiras piadosas, estamos permitiendo que mientan poquito y después mentirán en cosas más importantes.
Así que no podemos pedirles que contesten el teléfono y digan que no estamos, o que abran la puerta y le digan a la persona que nos busca que salimos, cuando en realidad estamos en el cuarto de al lado.
Nuestros hijos reciben más educación con nuestro ejemplo que con nuestras palabras.
Con mis hijos en muchas ocasiones les perdono el castigo de una mala acción por decirme la verdad. Y si lo que hicieron es más grave, el castigo se vuelve más ligero. El mensaje que quiero darles es que vale más decir la verdad.
Aunque una causa sea justa, los medios para obtenerla también deben ser justos y lícitos y nunca a base de mentiras.
CUARTO. RESPETO ANTE TODO
En la actualidad los niños ya no tienen respeto por nada ni por nadie y eso es algo que nosotros, en familia, podemos solucionar.
Primero que nada deben aprender a respetarnos a nosotros como sus papás y a sus hermanos y por lo mismo respetar a sus mayores y a sus autoridades. Una forma de enseñarles esto es no bajarnos a su nivel y entrar en sus pleitos, ellos deben entender que a nosotros no nos deben gritar, ni burlarse y mucho menos pegarnos. Si les permitimos una falta de respeto entonces lo harán en todo momento.
Con mis hijos hemos tratado de ser amigos y de llevarnos bien, pero siempre dejamos muy claro que hay un límite y que si lo pasan tendrán una consecuencia.
Con los adolescentes ya he tenido este tipo de situaciones y lo que he hecho es mandarlos a su cuarto a que se calmen y después que piensen en una forma de reparar el daño que hicieron.
También procuro que no se burlen de las personas y que no les pongan apodos ya que estas pequeñas cosas forman la conciencia y les enseñan el respeto.
Y QUINTO. QUE TODO SEA CON AMOR
Nuestros hijos se dan cuenta perfectamente  de que lo que hacemos está cargado de enojo o de un profundo amor y la sana intención de corregirlos.
En alguna ocasión he tenido que corregir y castigar a mis  hijos y en el momento se enojan y despotrican, pero después, ya que se les bajó el enojo,  hablo con ellos y me dicen que entienden que los tenemos que educar y hasta me agradecen que los corrijamos porque los queremos.
Es básico que no castiguemos o regañemos a nuestros hijos cuando estamos enojados porque entonces no será con amor sino con una fuerte carga de ira y es en estos momentos cuando podemos poner castigos que no van de acuerdo a la edad y a la falta que cometieron y por lo mismo lastimar a nuestros hijos.
Los golpes no deben estar presentes, lo mejor son castigos que reparen la falta o que por lo menos los fortalezcan. Con mis hijos hemos implementado ponerlos a hacer lagartijas, sentadillas o abdominales, de esta forma también se están beneficiando del castigo.
Si permitimos que nos griten, aunque tengan ellos la razón estamos fomentando el que aprendan a obtener las cosas con violencia y después, cuando crezcan, no les importará afectar a mucha gente con tal de salirse con la suya.
La educación es como hacer una obra de arte, no hay recetas perfectas, pero con dedicación y tiempo se logran maravillas.
Ojalá y estos consejos les sean de utilidad.