Por Arturo Cuevas Martínez
La creatividad es, dicen los que saben, la facultad que alguien tiene para crear (del lat. creare). Hoy día lo entendemos como la capacidad que tiene una persona para encontrar procedimientos o elementos que nos permitan elaborar tareas (de cualquier tipo) de manera distinta a la tradicional.
Es irónico saber que este tesoro todos nosotros lo tuvimos en mayor o menor medida. Es maravilloso ver a un niño jugar e inventar historias de la nada, verlos crear con una caja de cartón una nave espacial y tomar el sofá por Luna (esto es cada vez más escaso por las nanas: TV y videojuegos) viviendo las aventuras más extraordinarias, con apertura para aceptar cualquier elemento y hacerlo parte de esa historia.
Pero el niño crece y debe aprender las cosas básicas y complejas del conocimiento humano, a través de un método que cada vez privilegia más repetir y memorizar, que crear y construir, a tal punto que tal capacidad escapa de su forma de vivir.
Pareciera q la capacidad de imaginar y crear se pierde en la mayoría de nosotros cuando se pierde la inocencia y la infancia, y más adelante cuando intentamos trascender en el plano profesional y laboral buscamos por todos los medios regresar a ser creativos. Nos damos cuenta que el éxito también significa hacer con los mismos elementos cosas diferentes o incluso llegar por diferentes caminos al objetivo planteado. Y entonces henos ahí cual pequeños intentando exprimir de nuestros cerebros pensamientos e ideas que nos ayuden a destapar esa tubería obstruida, queremos que fluya de nuevo nuestra creatividad.
Apretamos los ojos nos sonrojamos e intentamos exprimir una idea, una imagen, una palabra que destape la tubería. Creatividad hace falta en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana: para apilar los dvd's, para decorar la casa, para hacer de comer, para elegir la ropa, y un largo etcétera. También la creatividad nos hace ver que ser feliz no es un fin, es el camino. Nos enseña que con lo que tenemos podemos encontrar nuevas maneras de intentar realizar nuestros sueños.
Tratemos de ser como niños, sorprendiéndonos por las cosas mas simples, imaginando las más increíbles historias, desarrollando nuevas formas de hacer las cosas y rompiendo nuestros propios paradigmas.
Fomentemos en nuestros niños el crecimiento de ése tesoro pues podemos asegurar que cuando sean adultos será un bien muy preciado profesional y personalmente hablando, pues en definitiva si la desarrolla, encontrará muchos más caminos para realizar sus sueños y cualquiera que decida caminar será mucho más satisfactorio que caminarlo por inercia.
Pero nunca es tarde para los adultos, sigamos escarbando y paleando, es decir intentando, y aunque cada intento parezca ser un fracaso y cada intento se vea como algo que hizo un niño de 5 años, recordemos que ellos son los verdaderos Maestros de la creatividad pues no están contaminados de soberbia, de fracasos, de orgullo.
Atrévete a intentar y que el corazón gane la batalla a la razón, que tu emoción sea más grande que tu lógica, que el niño que hay en ti gane al adulto que te regaña todos los días, sigue intentando hasta que encontrar dentro de tí el tesoro perdido, la creatividad...