Por Arturo Cuevas
@elARTUvis
Durante años he intentado levantarme por el lado derecho de la cama, dicen que si primero pones el pie derecho en el piso tendrás suerte, pero ayer como muchos otros días, apenas me levanté di tres pasos adormilados, como dicen los grandes “por instrumentos”, me dirigía al baño cuando pisé al gato quien con un maullido horripilante me asustó aún mas de lo que yo a él; apenas crucé la puerta me di un golpe por enésima vez en mi ya deformado dedo meñique del pié. Mas tarde me quemé con el café, me atrapó una manifestación en el camino y llegue tarde a mi cita, se derramo la tinta de mi estilográfica en la camisa y si, también metí la corbata en la sopa. Por supuesto, de sobra es decir el humor que tenía, como dicen: “no me calentaba ni el sol”, incluso al ir a dormir se acabó la pasta de dientes y se terminó el papel de baño. Pues que no me levante con el pié derecho? -Bramé hacia el cielo-.
Hoy, intenté algo diferente, quise hacer un experimento aún poniendo en riesgo mi integridad física (como dicen los cronistas de deportes). Decidí tomar la suerte en mis manos y plantar primero el pié izquierdo, de inmediato encogí el cuerpo como esperando algo, que por cierto, no sucedió. Con una carcajada comencé la rutina diaria y no, no tropecé con el gato, no me corte al afeitarme y no me quede sin gas (por aquello del agua fría). Muy al contrario, tarareaba una rítmica canción del Rey del Rock, preparé el mejor café del mundo y me lo pedí gritando como en la tienda del Jarocho: “un americano, tío!”, que delicia de mañana.
Hoy que ya es de noche y haciendo el recuento de los daños o mejor dicho de las “piedras en el riñón” me doy cuenta que después de mucho tiempo no hice ningún coraje en el día, ni las faltas de ortografía, ni los cerrones en el auto, ni el claxon del desesperado lograron quitarme la sonrisa de la cara.
Fue el pié izquierdo? Fue Elvis? Fue el café?, sabemos la respuesta, no fue ninguno de ellos, fue despertar con la consciencia y la voluntad de comenzar el día sonriendo y el milagro se hizo.
Ayer pensaba que el Universo conspiraba para llenarme de accidentes que entorpecieran mi camino, no exagero, las maldiciones al golpear el meñique fueron memorables y compuestas! Pero hoy note que el Universo me llena el camino de oportunidades y aprendizajes y si, también del reto de sonreír.
Sonríe, porque puedes!, sonríe porque es gratis, sonríe porque te van a sonreír.
La vida cotidiana nos hace olvidar la sonrisa solitaria y colectiva, es mas hasta aprendemos a sonreír cuando no lo sentimos (un mal chiste de tu jefe, por ejemplo). Sonríe ahora, sonríe mañana.
Mañana cuando suene tu alarma, escucha tu canción favorita, canta en la ducha, pinta una cara en el espejo y decídete a hacerlo. Sonríele al de al lado, la sonrisa es contagiosa y un día cuando sientas que todo va mal, alguien te sonreirá, te contagiará y cambiará tu día…