"Promoviendo la Participación Ciudadana"

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El Perdón

perdonPor Silvia del Valle
@TipsMama5Hijos

A lo largo de nuestras vidas hemos recibido un sin número de heridas por muy diferentes causas.
La única forma de sanar esas heridas es el Perdón.
No es cosa fácil pero es cierto que es algo que se puede alcanzar, es un proceso, una decisión, una determinación que sanará nuestra alma.
Todos tenemos heridas y a veces parecen incurables. Las heridas dejan cicatrices que son marcas que debemos tratar de borrar con el bálsamo del perdón y esto nos duelen por algún tiempo.
El dolor es algo natural que debemos evitar traer a la mente constantemente y darle vueltas y vueltas para que crezca cada vez más. Todo dolor implica un duelo.
Se ha escrito mucho sobre las etapas del duelo. Primero lo negamos y queremos pensar que la pérdida no ha sucedido, después solemos enojarnos con quién nos lastimó, con quién se murió, con la enfermedad, o con nosotros mismos.
Luego entra la etapa de negociación ya que hacemos propuestas, fantaseamos, creemos que es posible regresar el tiempo. Lo que dije, lo que no dije, lo que hice y lo que no hice ya está. No hay “sí sólo hubiera…
Después viene la de tristeza con la depresión, nostalgia, apatía, melancolía, dolor y más dolor.
Aquí es donde debe entrar el Perdón. Sólo cuando perdonamos pasaremos a la última etapa que es la aceptación, que es integrar el acontecimiento a mi vida, cómo parte de mi historia. Significa encontrar el sentido trascendente de cada acontecimiento.
Por eso aquí está 5 tips para enseñar a nuestros hijos a perdonar.

PRIMERO. JUSTIFICA EN LUGAR DE ACUSAR
Si nuestros hijos se acostumbran a hacer juicios a partir de sí mismos en lugar de tratar de justificar al otro, será casi imposible que aprendan a perdonar.
Es muy común que cuando nos ofenden o nos comenten una injusticia estemos pensando una y otra vez en lo que ha pasado sin darnos cuenta que cada vez que lo hacemos estamos abriendo más y más la herida.
Lo que tenemos que hacer es no buscar culpables sino justificar en todo momento tanto a las personas como las situaciones.
Si cambiamos de forma de ver las cosas, seguro que nos harán menos daño y generaremos menos resentimientos.
A veces a quienes debemos justificar primero es a nosotros mismos para así, poder justificar a los demás.

SEGUNDO: ENSEÑALES A EXPRESAR LO QUE SIENTEN
Se vale sentir enojo, pero no más de 20 segundos porque si dura más se convierte en ira y entonces perdemos el control de nosotros mismos.
Si nuestros hijos sólo hacen berrinche cuando se enojan y lloran hasta el cansancio, nosotros no podemos ayudarlos. Ellos deben aprender a identificar sus sentimientos y así poder expresarlos y procesarlos de forma adecuada.
El ser irreflexivos nos vuelve impulsivos y esto provoca que realicemos actos cada vez más fuera de la realidad.
¿Como lo podemos lograr? Con mis hijos, cuando eran pequeños, les puse unas láminas con caritas que ilustraban los diferentes sentimientos además les ponía sus nombres. Después, en el momento del enojo o berrinche les pedía que dibujaran lo que sentían y lo identificábamos con las láminas.
Si nuestros hijos están más grandes, también le podemos pedir que identifiquen lo que sienten y que nos lo digan de forma ordenada y respetuosa, así los podremos entender y ayudar.

TERCERO. QUE ADMITAN SU RESPONSABILIDAD
En toda situación siempre hay dos partes. Una que no podemos controlar que es lo que hacen los demás y otra que SI podemos y es lo que nosotros hacemos.
Con nuestros hijos, es muy bueno que los enseñemos a que ellos reconozcan su parte en el problema y la ejerzan la responsabilidad que sus acciones conllevan.
Si los acostumbramos a que lo hagan, será mucho más fácil perdonar.
Cuando mis hijos estaban pequeños, después de un enojo, primero los calmaba y una vez que me podían entender los llevaba a un lugar apartado para poder platicar con ellos.
Primero que nada les ayudaba a reconocer lo que sucedió objetivamente, después les pedía que me dijeran cómo actuaron ellos y si fue lo adecuado.
Con éste panorama las cosas cambiaban de todo porque ellos se daban cuenta de que también tenían parte de culpa.
Ahora que está más grandes, sigo haciendo esa reflexión con ellos sólo que ahora les pido que sean ellos mismos los que se controlen ya que así se va fortaleciendo su voluntad.

CUARTO. ACOSTÚMBRALOS A OFRECER DISCULPAS
Ante cualquier problema, lo mejor es acercarse a la otra persona para comunicarle tus sentimientos y ofrecer disculpas.
Es importante elegir bien el momento para hablar con calma. Mientras son pequeños es nuestra responsabilidad hacerlo, por eso debemos tener una postura conciliadora para aclarar el conflicto y resolver la discusión sin resentimientos ya sea que nuestros hijos tengan o no la razón o la culpa del incidente.
Si nuestros hijos son más grandes, podemos ser los testigos de éste proceso entre las dos partes. Debemos ser los moderadores y árbitros para apoyar y lograr que todo se de en calma y lograr así el perdón de ambas partes.
Con mis hijos, lo que hago es que si debemos arreglar algún pleito nos sentamos las dos partes y yo juntos. Siempre escojo un lugar cómodo y donde estemos tranquilos. Después les pido que no levanten la voz y que si quieren decir algo, esperen su turno.
Al principio no fue fácil obtener la cooperación de mis hijos porque algunos son muy temperamentales, pero con la práctica hemos logrado que las interacciones sean cada vez más adecuadas y efectivas logrando el perdón de la mejor manera.
No en todos los casos lo he logrado a la primera pero estoy consciente de que el aprender a perdonar es un proceso y que debemos practicarlo hasta que se logre.

Y QUINTO. QUE NUESTROS HIJOS VEAN QUE NOSOTROS PERDONAMOS.
Si nuestros hijos lo aprenden de nosotros es más fácil que lo hagan sin repelar.
No podemos decirles a nuestros hijos que perdonen a sus hermanos o amigos si nosotros, cuando ellos comenten un error o una falta, nos enojamos tanto que perdemos el control, los reprendemos irracionalmente y hasta llegamos a golpearlos y cuando ellos nos dicen que si los perdonamos nuestra respuesta es un NO rotundo.
Ellos deben ver en nosotros actitudes de perdón y de firmeza al corregirlos.
¿Cómo es eso? Debemos perdonarlos porque son nuestros hijos y sabemos que están aprendiendo y como personas merecen nuestro perdón, pero debemos decirles que seremos firmes en corregir sus acciones porque los queremos mucho y es nuestra obligación educarlos.
No podemos olvidar que debemos hacer evidente el error y no al que lo comete para que de cualquier situación se obtengan beneficios.
Por último les quiero preguntar ¿Cuántas veces hemos perdonado? ¿Cuántas queremos que nos perdonen?
Ojalá que estos consejos les sean de utilidad.