Este sábado, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, decretó el inicio de la Navidad temprana: “estos dos meses serán una premonición de lo que vendrá en 2014”. Esto sucedió al final de la misma semana en que formó el Viceministerio para la Suprema Felicidad y a pocos días de la aparición de Chávez en el metro de Caracas.
Pero no se confundan, el señor, a pesar de lo que parece, no está loco.
Venezuela atraviesa por una de sus peores crisis, el petróleo ya no tiene la capacidad de sacarlos del embrollo en el que están y sus aliados solo lo son en la medida en que obtengan algo a cambio, y los venezolanos ya les dieron todo lo que les pueden dar ahora y por los próximos veinte años.
Al mismo tiempo que por una parte el presidente Maduro quiere procurar la felicidad del pueblo, por el otro Diosdado Cabello amenaza con tomar las empresas que paren labores con la fuerza del ejército, el papel periódico será proporcionado por el gobierno y la compra de divisas restringida.
El Nuevo Socialismo del Siglo XXI, de esta manera, se asemeja mucho al viejo comunismo del siglo XX.
La economía es un desastre, las actividades portuarias disminuyeron casi en un 18%, ¿recuerda que hace unos meses no había ni papel de baño?, las cosas no han mejorado, las filas para comprar artículos de primera necesidad siguen siendo largas, hay desabasto de productos esenciales y empieza a florecer el mercado negro. El pollo, por ejemplo, tiene un precio oficial de 18.73 bolívares el kilo, pero en los supermercados es difícil conseguirlo porque el proveedor es la empresa estatal Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícolas, por ello la ciudadanía lo busca en las carnicerías y expendios independientes, donde alcanza casi el triple de su precio oficial.
Con el huevo pasa algo similar, a pesar de no registrar escasez, el precio oficial es de 80 bolívares, pero lo llegan a ofertar en 120.
Uno de los problemas radica en que el gobierno regula el precio de los productos, pero exige el aumento de salarios, con lo que muchas empresas empiezan a trabajar en números rojos, lo que no es sustentable. Pero no hay que preocuparse, por disposición de Nicolás Maduro, la Navidad está aquí, en Venezuela, todos serán felices.