Hace 76 años, el entonces presidente de México, General Lázaro Cárdenas del Río, tomó la decisión de expropiar la industria petrolera a los extranjeros que explotaban el mineral en nuestro país. Es un hecho que forma parte de nuestra historia y nos hace el México que somos hoy, por lo que debemos sentirnos orgullosos de ello, argumentar a favor o en contra de la expropiación es tan productivo como argumentar si Juárez o Maximiliano tenían la razón o si Cortés o Moctezuma debían haber actuado de una forma distinta a la que lo hicieron, no conduce a nada.
Lo que sí es relevante es ¿qué vamos a hacer hoy con nuestra industria petrolera?. Los mexicanos nos hemos beneficiado en cuanto a la inversión que se pudo hacer en el pasado en infraestructura y otros servicios gracias a la extrema generosidad de Pemex, la riqueza de la que habló López Portillo no la sentimos los ciudadanos, pero nuestras ciudades crecieron de pueblos a ciudades medias en apenas un cuarto de siglo, y en todas ellas, aunque hay rezagos, fueron muchas las inversiones importantes que se pudieron hacer. Ciertamente hubieran podido ser más y mejores si no existiera la rapiña y corrupción que han existido y siguen existiendo en nuestros gobiernos.
Pemex ha hecho muchos millonarios, pero ahora tiene que enfrentar una realidad, las utilidades ya no serán tan exorbitantes, el costo por sacar el petróleo cada día será mayor y, aunque crece también el precio, la cantidad de producto disponible irá en decremento.
Es momento de aprovechar de la mejor manera la riqueza que nos podrá dar como país, atenerse a que será un producto siempre presente no nos llevará a construir un futuro mejor; si no pensamos ahora en el futuro, nos pasará como con todo lo demás, la realidad nos alcanza y nos encuentra desprevenidos, como cuando se habló de que se acabarían los mercados cerrados y no mejoramos nuestra competitividad o cuando dijeron que las drogas seguirían aumentando y confiamos en que no nos pasaría nada. Por una vez, actuemos de manera preventiva y enfoquemos nuestros esfuerzos en encontrar los mecanismos para sustituir esta, hasta hoy, generosa fuente de ingresos nacionales.