Por Mary Paz Álvarez del Castillo
Auto Nuevo, chofer, asesores, viáticos y lo peor una jornada laboral envidiable.
Período tras período, legislatura tras legislatura, gobierno tras gobierno emanado del partido que sea, las condiciones de nuestros legisladores no cambian.
Que te parecería trabajar en dos periodos al año ,el primero del 1ero de septiembre al 15 de diciembre, después tomarte mes y medio de… merecidas vacaciones y… regresar a trabajar el primero de febrero para terminar de trabajar el 30 de abril y tomarte otras merecidas vacaciones hasta… el primero de septiembre.
Esta es la extenuante agenda de los legisladores mexicanos, más allá de tomas de tribunas y lujos excesivos, habrá que replantearse el orden y la forma como opera el congreso del país.
Resulta inadmisible e incosteable para un pueblo pobre mantener un aparato como los congresos con una vida ordinaria operativa de 8 meses, y cuatro meses de receso.
Cabe preguntar ¿de que privilegio gozan nuestros diputados y senadores? para en un país en crisis con urgente necesidades de reformas legislativas, gozar del privilegio de cuatro meses sin sesiones, ¿puede nuestro México darse este lujo?