Desde Hace un par de semanas, Acción Nacional, vive uno de sus momentos públicos más escandalosos desde su fundación; y es que no es para menos, su jefe nacional Gustavo Madero se ha liado en un pleito, donde se vale pellizco, patada y tierra en los ojos, con el ahora ex coordinador de los Senadores, Ernesto Cordero.
Resulta inverosímil, cómico o suspicaz, tratar de entender ¿porque el líder de un partido, al que se supone defiende?, ¿Decide destituir al coordinador de sus senadores? En pleno proceso electoral, el cual de por sí ya se avizoraba muy dificultoso para el blanquiazul.
¿Fue ceguera, falta de pericia política o mala fe? nunca lo sabremos, pero lo cierto es que el desatino fue enorme, quitar al coordinador de senadores, que contaba con el aval de la mayoría, sin consultarlos e imponer autoritariamente, a un coordinador que no consenso ni con la minoría, con la que se reunió a puertas cerradas y donde sin permitirles votar impuso a un incondicional, volviéndose así, a imponer sobre esa minoría, deja muy mal parado a Madero.
Ni que hablar de los pleitos de pasillo que ha protagonizado con el líder del tricolor o con Beltrones por mencionar algunos actores políticos, a unos días de un importante proceso electoral, Gustavo Madero, líder del PAN, se encuentra en la resbaladilla, tratando de asirse de sus propios errores, con un PAN debilitado que en sus manos, paso de primera fuerza política a tercera, con problemas internos en varios estados que han repercutido en escándalos nacionales, como el del ex senador Ulises Ramírez en el Estado de México por enriquecimiento ilícito y que dejo un partido acéfalo y fuertemente enlodado.
Y con unas elecciones que a todas luces se vislumbran como la peor derrota para acción nacional en mucho tiempo, confrontado con propios y extraños, Madero ha cometido el más grave error que se puede cometer en política y es…
El que no barre para adentro… pierde el poder.