"Promoviendo la Participación Ciudadana"

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Catolico significa "universal" (1ra. parte)

Estos primeros días del nuevo año me llenan de esperanza de que 2013 sea el momento cuando nuestros líderes finalmente se unan para aprobar una reforma justa de nuestras políticas de inmigración.
Este es el fin de la “Semana Nacional de Migración” (Enero 6-12). Y este año, mis hermanos obispos y yo, en los Estados Unidos, estamos enfatizando la urgente necesidad de reformas integrales que pondrían fin a las políticas de deportación que separan a las familias y que ofrecería a los inmigrantes indocumentados un camino para hacer restitución y convertirse en ciudadanos.
Ya ha pasado mucho tiempo para que nuestra nación enfrente este asunto. Por eso les invito a todos a que se involucren en los debates de estas próximas semanas.
Como la iglesia local más grande y de mayor diversidad étnica y racial en el país, nuestra Iglesia de Los Ángeles tiene un importante lugar que ocupar en este debate nacional.
Esto porque la Iglesia en Los Ángeles es un “ícono”, un signo del plan de Dios para su Reino y su Iglesia –lo cual consiste en ser una sola familia de Dios que une a familias de muchos colores, razas, nacionalidades e idiomas.
Pero nuestra Iglesia local también es un signo de la promesa de los Estados Unidos: que está destinado a ser una nación bajo Dios y una luz de libertad, esperanza y bienvenida para gentes de todas las naciones.
Por eso, una de mis cinco prioridades pastorales para los próximos años es promover nuestro sentido de unidad como una familia de Dios. Yo creo firmemente que, en la providencia de Dios, estamos llamados a ser un ejemplo para nuestra nación, y también un modelo de la naturaleza y misión universal de la Iglesia.
La palabra “católico” como sabemos, significa “universal” o literalmente “que abraza a todo el universo”.
Como hemos escuchado durante este tiempo de Navidad, Jesús vino como “Hijo de David”. Es decir, vino como un hijo del pueblo judío. Pero al mismo tiempo, vino como “Hijo del Hombre”, como un niño de toda la humanidad.
Su venida de esta manera es un signo de su Iglesia y su Reino. Y es un signo para nuestra identidad como católicos. Todos somos hijos de un pueblo u otro. Somos filipinos o salvadoreños, mexicanos o irlandeses. Pero no importa de dónde venimos, pues en Jesucristo somos hechos hijos de Dios y hermanos y hermanas como una sola familia en la Iglesia Católica. (Lea aquí mañana la 2ª y última parte)