"Promoviendo la Participación Ciudadana"

sd-05

InicioEDITORIALESEditorialesTras renuncia del Papa ¿ nueva cisma ?

Tras renuncia del Papa ¿ nueva cisma ?

Así como el disparo de un cazador espanta a los patos asentados en una laguna, haciéndolos volar en mil distintas direcciones; de igual manera, la noticia de la próxima renuncia del Papa Benedicto XVI causó tal asombro que se produjeron infinidad de comentarios.
Algo que nadie esperaba. Algo nunca visto desde finales de la Edad Media. Algo que se presta a las mas diversas conjeturas. Consideramos que la decisión de Benedicto XVI fue al mismo tiempo un acto de humildad como de responsabilidad.
De humildad porque reconoce públicamente como su avanzada edad hace que cada día le sea más difícil dirigir la Barca de San Pedro. De responsabilidad porque sabe muy bien que, de seguir en su puesto, quizás podría darse el caso de que un posible padecimiento degenerativo podría incapacitarlo hasta el extremo de que no fuese él sino el grupo cercano el que tomase las decisiones más importantes.
Benedicto XVI, hombre humilde y responsable, reconoce que ya cumplió como debía cumplir y por eso es que decidió retirarse para mejor preparar su encuentro final con Cristo, de quien durante casi ocho años fue su vicario.
Ante tan inesperada noticia, es natural que se produzca un clima de zozobra e incertidumbre.
¿Qué pasará? Pregunta que hace que los corazones se encojan de angustia. “Alios ventos vidi, aliasque procelas” dice un viejo adagio que, en buen romance, se traduce como “He visto otros vientos y otras tempestades”.
Un viejo adagio que se aplica fielmente a la Iglesia Católica la cual, a lo largo de su historia, en peores trances se ha visto.
¿Qué pensar de aquellos terribles tiempos medievales en que los Papas estaban al capricho de señores feudales?¿Qué pensar del largo periódo del Cisma de Occidente en que hubo dos Papas al mismo tiempo?¿Qué pensar de los amargos frutos que produjeron cismas y herejías? Y sin embargo no se hundió la Barca de San Pedro. Lo mismo habrá de ocurrir en esta ocasión.
Ciertamente una situación inesperada pero de la cual el Espíritu Santo habrá de sacar frutos que quizás sean también inesperados. Será durante los primeros días del ya muy próximo mes de marzo cuando los eminentísimos señores cardenales, provenientes de los puntos más remotos del orbe, lleguen hasta Roma para participar en el cónclave que habrá de elegir al nuevo sucesor de san Pedro.
Allí, en la Capilla Sixtina, teniendo como escenario las maravillosas pinturas de Miguel Angel, volverá a verse como la fuerza del Espíritu Santo se manifiesta una vez más para darle a la Iglesia al hombre que en estos momentos está necesitando. Así pues, no pasa nada. Ya en otras ocasiones ha renunciado un Papa y a raíz de su renuncia los cardenales han elegido otro.
Y desde aquellas renuncias y respectivas elecciones ha habido Papas santos, como un san Pio V, un san Pío X, un beato Juan XXIII y un beato Juan Pablo II. También desde entonces, la Iglesia ha dado frutos maravillosos como los grandes santos del siglo XVI, la Evangelización de América y la gran cantidad de imponentes obras de arte religioso que hoy en día causan admiración universal.
Tranquilos, pues, “alios vidi ventos, aliasque procelas”.