"Promoviendo la Participación Ciudadana"

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Rehabilitar la política desde la sociedad

politica-sociedadManuel Espino (yoinfluyo.com)

Las noticias de las campañas se han convertido en un catálogo de podredumbre política: corrupción, burlas a la autoridad electoral (hoy más cuestionada que nunca), compra de votos, secuestros, reyertas, amenazas, vandalismo en las instalaciones y la publicidad del contrincante… En fin, estamos ante una lista tan larga y retorcida como la “cola” de los partidos políticos tradicionales.

Ante el cinismo de candidatos que con una mano golpean y la otra llaman a sufragar, algunos ciudadanos se apuestan por el abstencionismo, pero la mayoría ha comprendido que transformar el sistema ya no está en manos de los políticos tradicionales, sino únicamente en las suyas.

La llave del cambio no la tienen los gobernantes, sino los gobernados, quienes asumen que el voto de castigo a la corrupción y a la incompetencia es mucho más efectivo que el voto nulo.

Ya no podemos dejar que los “políticos” –como solemos llamar a quienes tienen cargos públicos o pertenencia partidista– se adueñen de las instituciones y de la política misma. Sólo nosotros somos responsables de lo que ocurre con la vida pública, y nadie hará lo que nos corresponde por obligación y por derecho.

Tenemos una responsabilidad ética. Cuando cada habitante se involucra en la vida de su comunidad, reconociendo la soberanía de la nación y sujetándose al Estado de Derecho; cuando coopera con la autoridad para que realice su función de Bien común o para que la corrija si es deficiente; cuando defiende a su comunidad de las amenazas que la asedian, es entonces cuando se convierte en ciudadano, honrando su natural condición política.

Ese rescate urgente sólo será posible en la medida que cada mexicano se decida a participar, a pasar de habitante a ciudadano, asumiendo como tal su papel en la política. Es ahora, en esta oportunidad electoral que puede ser irrepetible, cuando debemos hacerle frente a los entreguistas refugiados en las oficinas públicas de los congresos y de los gobiernos, de las instituciones y de los partidos.

Sólo de nosotros depende esa acción cívica y resuelta, libre y voluntaria. Acción generosa y perseverante, rectificadora y pacífica, que arranque las raíces del pasado ignominioso de la política para injertarlas en un futuro que le devuelva la credibilidad, competitividad y dignidad que hoy no tiene. El remedio existe aunque no es tarea fácil, está en nosotros, consiste en renunciar a seguir dispuestos al sacrificio social, sólo hay que decidirnos a transformar a México.