Pedro de Legarreta
Este domingo 7 de junio tenemos, nuevamente, cita con la historia. Por primera vez los mexicanos tendremos la oportunidad de votar, además de por alguno de los 9 partidos políticos nacionales, por alguno de los candidatos independientes. Incluso podría darse el caso de que alguno de ellos venciera a la otrora invencible maquinaria partidista, en cualquier caso esto depende de que salgamos a votar, que emitamos nuestra decisión. No votar el domingo es rechazar la oportunidad de opinar, decidir, castigar o aplaudir.
México tiene cada día una ciudadanía más despierta y participativa, como cualquier proceso de aprendizaje, estamos verdes en lo que a democracia se refiere, tenemos que crecer en eso, pero todo depende de que existan demócratas en nuestro país, sin demócratas no puede existir la democracia… y la democracia tiene el primer requisito de convocar elecciones de manera periódica, de manera que se pueda evaluar, premiar y castigar a los servidores públicos que han sido electos.
Normalmente en las elecciones intermedias, es decir, cuando no elegimos presidente o gobernador, tenemos un porcentaje bajo de participación, que oscila entre el 35 y el 45%, sin embargo son precisamente los diputados los que deciden como nos gobernamos, cómo gastamos lo que tenemos, como recaudamos lo que necesitamos, cómo se sanciona una conducta nociva, cómo se imparte la educación, incluso deciden a qué funcionarios, cómo y cuándo los elegimos. Elegir diputados es quizá la parte más importante de la democracia, a fin de cuentas ele ejecutivo se limita a cumplir lo que el legislativo define, ¿usted ya sabe quién quiere que lo represente?, ¿quién tendrá una manera de pensar y sentir similar a la suya? O al menos, ¿quién asistirá a las sesiones de la Cámara cuando lo convoquen?
No existe lo perfecto, solo existe lo que tenemos ahora… incluso si lo que hubiera fuera mejor de lo que tenemos, no se acercaría a la perfección. No hay santos ni héroes en la vida pública de nuestro país, solo seres imperfectos que buscan el bien común o personal. Dirimir qué tipo de diputado nos conviene es responsabilidad nuestra, solo mediante el voto lo podemos manifestar, aunque sea para decirles que ninguno de ellos nos convence, hay que acercarse el domingo a la urna y depositar el voto, otra cosa, no tiene ningún efecto.