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Breves del Mundo 7/Agosto/2015

Pedro  de Legarreta Lores

breves15080770 años de Hiroshima, la bomba que detuvo la guerra.- Los sobrevivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki no vieron el famoso hongo nuclear que se formó sobre sus ciudades. Según su testimonio, desde la superficie la explosión parecía más bien una enorme y voraz columna de fuego, que succionaba y reducía a cenizas todo lo que encontraba a su paso. Aunque se calcula que ambas mataron a más de 250.000 personas, ese número no es más que una aproximación. Muchas de las víctimas que se encontraban a menos de 500 metros de la zona cero sencillamente se evaporaron, lo mismo que sus ropas, sus casas y el resto de sus pertenencias.

En efecto, el 6 y el 9 de agosto de 1945 partieron en dos la historia. Aunque otros bombardeos aliados de la Segunda Guerra Mundial redujeron a escombros ciudades enteras y alcanzaron un número similar de víctimas, los que borraron esas dos localidades niponas abrieron la caja de Pandora de un poder destructivo hasta entonces limitado a los fenómenos naturales. Como dijo en una entrevista en 1949 el propio Albert Einstein –cuya teoría de la relatividad fue clave para desarrollar las bombas–, la devastación de una Tercera Guerra Mundial sería tal, que “la Cuarta se pelearía con palos y piedras”.

Desde un principio, los científicos que desarrollaron ese tipo de armamento supieron que habían liberado una fuente de energía prácticamente ilimitada. Y aunque en su investigación los movió el deseo de tener el arma atómica antes que los alemanes, tras la caída de Hitler sospecharon que su descubrimiento podía volverse contra la humanidad. De hecho, muchos de ellos trataron en vano de persuadir a mediados de 1945 al gobierno del entonces presidente, Harry S. Truman, de abstenerse de usarla.

Hoy, a 70 años de aquella devastación inhumana, el hombre sigue experimentando y desarrollando con armamento del que cada vez tiene menos control. Los drones, que hoy son no tripulados, dentro de poco tiempo podrían ser auto programables; los subfusiles de guerra ya se pueden conectar a computadoras y dejar que estas decidan en qué momento disparar y a qué objetivos; los tanques no tripulados, los cuadricópteros espías y multitud de otras curiosidades tecnológicas para la guerra hacen que la existencia de un terminator hoy sea algo más que ciencia ficción.

Y en medio de todo esto, la ética, parece no figurar. ¿Qué responsabilidad tendremos los seres humanos sobre las muertes que estas máquinas decidan?, ¿cuál será nuestra suerte?. El desarrollo de armas cada vez más poderosas es algo que ha acompañado a la humanidad desde su aparición, el que descubrió que podía usar una piedra como proyectil ganó ventaja sobre el que no lo sabía, el que construyó el primer arco venció con facilidad al que aventaba sus lanzas y el que aprovechó el poder explosivo de la pólvora aventajó a los ejércitos más poderosos… y hoy ¿seguimos pensando que podemos idear algo más poderoso para tener la paz?