"Promoviendo la Participación Ciudadana"

sd-05

InicioEN LA OPINION DE:Educación sexual en familia

Educación sexual en familia

Pedro  de Legarreta Lores

educacion-sexualCon la armonización de la Ley de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, mucho se dijo sobre la negativa de los padres para que se impartiera educación sexual a los menores… en lo personal, nada más lejos de la realidad. Yo sinceramente creo que a los niños y jóvenes no se les da una educación sexual sino, en el mejor de los casos, una muy deficiente e ideologizada información sexual que lejos de ayudarles a entender su sexualidad y los cambios que vive su cuerpo, especialmente en la pubertad y la adolescencia, los confunde aún más y los lleva a un ejercicio de la sexualidad desprovisto de la dignidad que tienen como personas.

La verdadera educación sexual la debemos impartir los padres, más allá de que en la escuela se conozcan los aspectos fisiológicos, de cuidado de la salud y demás datos científicos que se deseen dar a conocer; la sexualidad es algo que se vive desde el nacimiento, se aprende desde la más tierna edad y se pule con la edad.

La forma en que conviven los padres, el nacimiento de los hermanos, el desarrollo propio del cuerpo de cada niño y joven, los noviazgos que se desarrollan en torno a la familia, la viudez, la ancianidad e incluso las enfermedades, son todas oportunidades que los padres tenemos en el día a día para dar una muy completa y profunda educación sexual a nuestros hijos.

Sin embargo, debemos estar atentos en varios aspectos: primero, nosotros también tenemos mucho que aprender, el estudio es un aspecto fundamental que los padres tenemos que asumir en nuestro camino cotidiano de enseñanza a nuestros hijos, el mundo que les rodea les proporciona mucha información, mucha de la cual no conocemos o con la que no estamos de acuerdo, pero que es importante que estudiemos para dar respuesta a las inquietudes que nuestros hijos manifiestan conforme se van desarrollando. Segundo: no podemos asumir que toda la información que reciban será correcta: lo que se puede encontrar, no solo en internet, sino incluso de manera impresa o impartido por educadores o compartido por compañeros, puede ser información sesgada, tergiversada o francamente equivocada, y no podemos evitar que ellos tengan esas fuentes de información, pero debemos enseñarles a discernir y buscar de manera efectiva y eficiente la verdad, además de generar en ellos la confianza para que se atrevan a platicar con nosotros de estos temas que en muchas ocasiones les causan vergüenza o consideran de su ámbito estrictamente personal. Tercero: mientras estamos vivos, somos sus padres; la educación de un hijo no termina porque cumplió los 18 años o concluyó la universidad, como padres es importante que estemos cerca para brindar apoyo y consejo aún muchos años después de que nuestros hijos han abandonado el hogar. Finalmente, hay que recordar que son seres individuales e independientes de nosotros, podemos darles nuestro apoyo y compartir nuestro conocimiento, pero las decisiones que tomen son de ellos, su vida la viven ellos y nosotros, como padres, solo podemos ser espectadores cuando llega el momento.