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InicioEN LA OPINION DE:El poder, para servir

El poder, para servir

Pedro de Legarreta Lores

poder-servicioEl común denominador de los discursos del Papa Francisco en su gira por Cuba y Estados Unidos, ya sea en la isla, o ante el Congreso de los Estados Unidos, la Asamblea General de la ONU o las familias en Filadelfia fue que el poder que confieren los cargos gubernamentales debe estar en función del servicio a la persona concreta.

A los Congresistas y Senadores les dijo: “Ustedes son el rostro de su pueblo, sus representantes. Y están llamados a defender y custodiar la dignidad de sus conciudadanos en la búsqueda constante y exigente del bien común, pues éste es el principal desvelo de la política”; en la ONU les recordó a los representantes del orbe que “la limitación del poder es una idea implícita en el concepto de derecho. Dar a cada uno lo suyo, siguiendo la definición clásica de justicia, significa que ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y de los derechos de las otras personas singulares o de sus agrupaciones sociales”; en el encuentro interreligioso en Nueva York señaló “La Declaración de Independencia proclamó que todos los hombres y mujeres fueron creados iguales; que están dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, y que los gobiernos existen para proteger y defender esos derechos”

Esta insistencia del Santo Padre, pronunciada en presencia de otras personas, pedo dirigida también a nosotros, nos llama a ser auténticos servidores de los demás, es el llamado tradicional de la doctrina social de la Iglesia, expresada en un lenguaje nuevo, que llega a los corazones de las personas de este siglo, pero es una exigencia que ya se encuentra en las páginas del evangelio y que igual se dirige a las familias, como lo expresó en Santiago de Cuba “La familia es escuela de humanidad, escuela que enseña a poner el corazón en las necesidades de los otros, a estar atento a la vida de los demás”

Los poderosos de hoy, y también los de mañana que hoy son educados en una familia, son llamados por Francisco a crear una nueva cultura del poder, basada en el servicio a la persona, no en el enriquecimiento o el abuso de la posición en beneficio propio y detrimento de la dignidad de los demás, algo que sin duda nuestros políticos harían bien en escuchar, reflexionar y aplicar.