Bernardo Ardavín Migoni
Para México, la visita del Papa y sus consecuencias, tienen una actualidad innegable en la situación que está viviendo el país, sumido en gran desasosiego por la evidencia, inocultable, de una corrupción que pareciera imbatible, extendida a lo largo y ancho de todo nuestro territorio, en todos los estamentos políticos y sociales; los numerosos brotes de ingobernabilidad, la realidad insoslayable de una violencia avalada por cientos de miles de muertos y decenas de miles de desaparecidos, acusaciones sustanciadas de graves y generalizadas violaciones a los derechos humanos y problemas ancestrales que emergen hoy con fuerza como la miseria y la pobreza, las abismales diferencias y las deficiencias educativas. Un panorama preocupante…
El proceso de la Iglesia y la Cuba Castrista
El viaje del Papa Francisco a Cuba no se puede entender de manera aislada, necesita juzgarse en la perspectiva de los viajes de sus dos predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI quienes, en su momento y circunstancia histórica, cuando visitaron la Isla hablaron y actuaron lo conducente, como ahora, en condiciones harto diferentes, lo ha hecho Su Santidad Francisco: las tres visitas debieran verse como un proceso que, paso a paso, ha sido testigo de indiscutibles, aun cuando todavía insuficientes, mejorías, como consecuencia de la evolución de Cuba, fenómeno en el cual la Iglesia ha tenido un papel relevante.
El Cristianismo y la libertad
El contenido libertario del Cristianismo constituye una verdad histórica. Desde las palabras de Nuestro Señor afirmando: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, que muchos subrayan para hacer notar la independencia del César, olvidando que es más significativa la afirmación de la dignidad primaria de Dios, razón por la cual los cristianos negaron al César su pretendida calidad divina, deslinde que a muchos les mereció el martirio.
¿Qué debemos hacer?
El viaje del Papa Francisco a Cuba y Estados Unidos, nos recuerda que los derechos humanos son anteriores y de mayor rango que las leyes del derecho positivo, mismas que deben ser acordes con los derechos naturales de la persona humana.
También, que la política es una actividad humana que, como tal, tiene una dimensión ética orientada a su fin propio: la consecución del bien común.
Nuestras acciones para superar las crisis política, social y económica que estamos padeciendo deben tener en cuenta como una condición necesaria, esas verdades.
Necesitamos aprovechar la oportunidad de la próxima visita del Papa a México, que ya ha sido anunciada, para orientar los esfuerzos del gobierno y sociedad en ese sentido.